Tras pasar un confinamiento no esperado y como un “chaparrón” nunca visto, es tiempo de análisis en los cambios producidos en nuestras vidas y, como no, en las interpretaciones y conclusiones a las que se han llegado en el aspecto meteorológico en el cual, una vez más, la memoria meteorológica resulta de lo más frágil habida cuenta de que todos hablamos y describimos según sensaciones de cada uno, y estas, son de lo más subjetivo porque pertenecen al espacio personal de cada uno.
Una primavera de por medio, tan solo una primavera en el camino entre la primavera 2018 y la presente. Hemos olvidado, en apenas un año, los datos y cantidades de precipitación de 2018 con un mes de marzo histórico desde que se disponen de datos en cuestión de precipitación seguido de un mes de abril que en la mayoría de las estaciones de la comarca se han situado este año ligeramente por debajo de hace dos años.
Como igualmente se ha calificado a abril de un mes frío cuando la realidad demuestra que ha sido, a pesar de los días nublados y de lluvia un mes cálido según AEMET en el conjunto de la península e igualmente cálido en nuestra comarca.
Han corrido ríos de tinta, tantos como para colmar mares y continentes achacando la lluvia al confinamiento por la ausencia de contaminantes. Se han mostrado en las redes y prensa fotografías de la primavera como algo excepcional que no sucedía en muchos años. Frágil memoria, insisto.
Tomamos, por ejemplo, los datos de las estaciones municipales de Robledo de Chavela y Cenicientos:
Comprobamos que en ningún caso las precipitaciones de abril de este año han sido superiores a las de 2018, pero es más, ante la grave sequía que nos azotó el año pasado ni siquiera los datos de 2019 se alejaron mucho de los de este año. Lo que sí debemos resaltar es que en 2018 y sin confinamiento los acumulados de precipitación hasta finales de abril fueron muy superiores al mismo periodo de este año con su influencia en el comportamiento de una primavera exuberante. Realmente son notables esos 441 Lm2 y 347 Lm2 de Cenicientos y Robledo de Chavela respectivamente, frente a los 283 Lm2 y 249 Lm2 de esta primavera.
Luego la conclusión es muy clara: no ha llovido este abril como nunca; no ha sido una primavera como hace muchos años no se recordaba.
Otro tanto ocurre con las temperaturas. Tuvimos, todos, la sensación de estar ante un mes de Abril frío cuando realmente, y en relación a estos últimos 3 años ha sido el más cálido. Al margen de que a nivel estatal ha sido catalogado como cálido por la AEMET, el hecho diferencial es que la máximas no fueron altas, sino lo que hicieron subir las medias fueron las temperaturas mínimas que resultaron, estas sí, muy altas en relación a otros años. Nos preguntaremos, y con razón, que si el mes no ha sido tan frío, las calefacciones han estado a pleno rendimiento. Esto se debe a que las temperaturas máximas, al no resultar altas no calentaban los hogares por más que las mínimas resultaran altas para la época.
El cuadro de temperaturas medias de abril de los últimos 3 años así lo demuestra. Como anécdota, un determinado medio mandó a su reportero a cubrir un artículo sobre por qué abril estaba resultando tan frío y cuando finalmente se le dijo que en medias era más cálido no hubo artículo.
Con el confinamiento nuestro medio ambiente, nuestra atmósfera dejó de recibir emisiones contaminantes a gran escala. Como es lógico esto provocó una disminución de la contaminación del aire y una mejora en su calidad. De esta forma la visibilidad hacia nuestros horizontes se hizo más notoria, clara y limpia. Pero no fuimos lo suficientemente honestos en determinados medios (demasiados) y más aún en redes sociales. Se hacían lo que yo llamo “fotos trampa”, donde se exponían dos fotografías, una antes de la pandemia y otra durante la misma para demostrar la calidad de la visión. La trampa consistía en que no eran fotografías en condiciones meteorológicas similares, es decir, para ilustrar la contaminación antes de la pandemia se ponía una imagen en una situación de anticiclón con inversión térmica formándose la típica boina de contaminación. Sin embargo, ilustraban la siguiente imagen durante la pandemia de un día de viento habiendo pasado un frente de lluvias con lo cual la visibilidad era aún más notoria.
Llegó a correr como la polvora una imagen de 2018 realizada desde Guadalajara en la que se distinguían hasta las farolas y matriculas de los coches de Madrid y se achacó a la pandemia. Igualmente esto es falta de rigor periodístico, y hasta científico puesto que un conocido físico meteorólogo ayudó a difundirla.
De la imagen comparativa de la parte inferior de la página muestra la floración de 2018, si bien la fenología arbórea llegó con más retraso.
Como quiera que la meteorología se manifiesta a nivel planetario, mientras en la península llovía durante el confinamiento, en países de centro y este de Europa sufrían en algún caso la sequía más severa que se recordada 500 años atrás.
Emilio Pacios.