Fernando López
Rememoro con nostalgia las navidades del año 2011, fueron las últimas auténticamente felices. Recuerdo el optimismo en las calles, la mayoría teníamos la esperanza de que el nuevo Gobierno, el más votado de la historia de nuestra democracia, pusiera fin a unos años de crisis durísimos, unos años en los que todos conocíamos a gente que empezaba a pasarlo mal.