Una vez concluido el invierno meteorológico, es decir, diciembre, enero y febrero, ya podemos afirmar que nos encontramos ante el invierno más seco en la zona centro desde que se tienen datos en la estación del Retiro en 1859, por lo que somos testigos de un récord de consecuencias imprevisibles en nuestros campos y en nuestras vidas cotidianas.