
El evento fue un éxito de asistencia con 793 participantes venidos de municipios cercanos, incluido San Martín.
El pasado sábado 4 de febrero San Martín vivió una de las noches más especiales que se recuerdan en los últimos años. Jóvenes y no tan jóvenes disfrutaron de lo lindo con la invasión de muertos vivientes desde las 21 horas en que comenzó el juego hasta las 4h de la mañana.
Era la primera vez que desembarcaba Survival Zombie en nuestro municipio, un ‘real game’ que está cosechando grandes éxitos allá donde va, en el que los supervivientes tuvieron que ingeniárselas para superar las 19 pruebas del juego, a la vez que evitaban ser infectados por los zombies.
Especial éxito tuvo el momento de maquillaje FX de efectos especiales de los zombies, donde incluso algunos participantes optaron por comenzar el juego directamente caracterizados como zombies.
Tras acreditarse en el check-in del colegio Virgen de la Nueva, los participantes se dirigieron a la plaza del Ayuntamiento donde, desde un escenario montado exprofeso, se dieron las pautas de este juego de rol en el que participaron cerca de 800 personas, no solo vecinos de San Martín, sino también gente venida de otros municipios, incluido Madrid.
El sector hostelero mostró su satisfacción por esta iniciativa de ocio, organizada por la concejalía de Juventud para dinamizar la noche del sábado, al comprobar los resultados tan positivos.
El evento terminó en el Castillo de la Coracera, lugar emblemático de San Martín, donde los supervivientes vivieron el apocalipsis final. Un final inolvidable para los 793 participantes.
Desde el Ayuntamiento queremos agradecer a todos la gran acogida de Survival Zombie, así como el buen hacer de Protección Civil, Policía local, Guardia Civil y todos los que colaborasteis es esta divertida noche.
BARRIO DE VIÑA EL MOLINO
Barrio de viña el Molino
de reciente creación,
entre rocas el espino,
la cornicabra y el pino
sobre ti está en ascensión.
Otrora fue de olivares,
de viñedo y de higueral,
y arriba rocas lunares
brillaron caniculares
en ladera ceniental.
Tantos fueron los olivos
que el lugar aposentó,
que hubieron dedos cautivos,
callosos y sensitivos
que el jornal allí ganó.
En alto del Terremote
hermosa era la visión:
mirar hecho un pasmarote
y ver blancura del brote
del olivo en floración.
Ya las gestantes olivas
no ven bajo sus hileras
breves figuras furtivas,
menudas y ejecutivas
de niños por sus ringleras.
Sobre aquel amarradero
de perdidas aceitunas,
éramos el jornalero
y el infante molinero
de las mañanitas brunas.
Pertrechados con las cestas
del mimbreral de la mimbre,
remontábamos las cuestas
con ojos y manos prestas
a proceder a su cimbre.
Coruchillos agrupados
a la cercana almazara,
llevamos fosilizados,
de olivos desmesurados,
de sus ramajes la cara.
Viña, viña del Molino,
que inundada estás de casas,
nadie dijo que el destino
sería de olivos camino
que acaban entre las brasas.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho