
- El mecanismo que se muestra fue instalado en el consistorio en la década de los setenta para sustituir al original. Lo colocó un relojero especialista llegado del municipio tarraconense de Roquetas y hasta 1976 no dispuso de motorcillo que facilitara su puesta en hora, que hasta entonces se hacía manualmente
- Se da la circunstancia que el reloj que luce en lo alto de la fachada de la Casa Consistorial prestó antes servicio en la fábrica de Juan Falcó, por lo que décadas después ‘vuelve’ al lugar de partida, ahora convertido en centro cultural
Siendo un niño se inició en su manejo, de joven siguió ocupándose de su mantenimiento y ahora, compartiendo esfuerzos y sobre todo ilusión con otro compañero, ha logrado recomponer sus elementos y volver a montar el complejo sistema de engranajes, el mismo que durante décadas permitió dar las horas desde la campana del Ayuntamiento. José Hipólito ve ahora cumplido su empeño, un afán por recuperar un símbolo de la historia local en el que también se ha volcado Dionisio López. Utilizando los medios disponibles en la Casa de Cultura, y a base de ingenio y dedicación, ambos han logrado que la antigua maquinaria del reloj institucional de Valdemorillo deje de estar abandonada en un almacén para mostrarse desde ahora al público como un objeto de gran interés. Así, el curioso mecanismo ya está expuesto a la entrada de la Giralt Laporta, el centro cultural que, paradójicamente, ocupa el espacio que antes albergara la antigua fábrica donde inicialmente daba las horas el mismo reloj que, destruida ésta, pasó a coronar la fachada del Consistorio.
La iniciativa de la Concejala de Educación y Cultura, Encarnación Robles, y la acertada labor de estos dos trabajadores municipales, culminan así en la recuperación de esta pieza, que quedó desmontada y ‘olvidada’ con motivo de las obras de remodelación del Ayuntamiento concluidas en el verano de 2010. Así, en recuerdo de la importante función que cumplió durante años y como elemento de especial interés, el mecanismo que llegó al municipio en la década de los setenta, procedente del municipio tarraconense de Roquetas, queda a la vista de todos para cumplir un nuevo cometido, marcar que allí, en su actual emplazamiento, “es tiempo de cultura”, un tiempo para disfrutar como señala el lema que ahora le acompañará.
Se completa así el periplo de esta pieza, que sustituyó a la original, al quedar aquella inutilizada por avería. El propio Hipólito se inició en su manejo a los nueve años, de la mano del relojero especialista que instaló la máquina. Fue él quien le enseñó a poner en hora el reloj, lo que inicialmente requería una atención diaria y muy esforzada, ya que se le daba cuerda manualmente, situación que mejoró cuando se incorporó un motorcillo que permitió agilizar todo este proceso. Las largas pesas, la mayor con cien kilos de peso, y la campana que anunciaba el paso de las horas al pueblo, presente en el tejado del ayuntamiento y en la que aún se lee su procedencia y el año de su instalación, 1973, también formaron parte del viejo reloj, del que hasta la fecha sólo se tenía la imagen de su esfera. Son, al fin, los aspectos más anecdóticos que rodean la singular trayectoria seguida por esta maquinaria y que vienen a subrayar el auténtico sentido del trabajo realizado para hacer posible su recuperación.