Los días 16 y 17 de abril, a pesar de las inclemencias meteorológicas, se realizaron dos rutas enmarcadas en las Primeras Jornadas del ‘Cenicientos Arqueológico’. Durante su recorrido se tuvo un primer acercamiento a parte del patrimonio histórico de la localidad gracias a las explicaciones de Eduardo Penedo, técnico arqueólogo de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, Mónica Major, directora de Áqaba Arqueólogos, y José Luis Puentes, vecino de Cenicientos y experto en su historia.

El sábado, bajo una espesa lluvia, unas sesenta personas salieron de la Plaza del Huertecillo para llegar primero al Puente Tornoba, posiblemente de finales de la Edad Media, y al cercano Molino Meléndez, que ya se nombra en el siglo XVIII en el Catastro de la Ensenada. Se trata de un molino movido por la fuerza del agua desviada de su cauce y conducida por un canal construido sobre sillares de piedra, y de considerable altura, desde el que se hacía caer el agua para molturar el grano. Además, aún están en pie las paredes del edificio anexo y se conservan algunas piedras de moler.

Después se reanudó la marcha hasta llegar a Piedra Escrita, quizá el monumento más conocido de Cenicientos. Un monolito de granito, que la investigadora Alicia Cantó dató en el S. II d. C., que cuenta con hornacina rebajada que enmarca bajo relieve tres figuras antropomórficas en la parte superior y dos animales en la inferior. Aprovechando la formación granítica, debió ser consagrada a Diana, la diosa clásica de la caza y los bosques y muy posiblemente marcara límite fronterizo entre la Lusitania y la Tarraconense. Presenta una inscripción romana retocada y transformada en época cristiana.

Muy cerca se encuentra la Necrópolis Visigoda, última visita del sábado, que está compuesta por más de 36 tumbas, no formando un enclave cementerial concreto y delimitado. Desde allí se hizo el retorno al pueblo, que dista casi 5 kilómetros.

Ya el domingo, y sin que la lluvia hiciera acto de presencia, casi un centenar de personas recorrieron la segunda ruta para visitar primero el terreno en el que se instalará próximamente el Bosque Escolar y continuar después hasta el conocido como Puente Romano, que posiblemente no sea tal y sí medieval. Esta construcción ha sido acondicionada hace pocos meses aunque sería muy interesante una restauración o al menos proteger el puente para que no se deteriore.

Desde allí los caminantes se dirigieron hasta el paraje conocido como la Hoyas, en el que el agua ha ido horadando el lecho de piedra y formando oquedades de considerable tamaño que permanecen anegadas, produciendo un bello espectáculo natural.

Junto a este lugar se encuentra el Molino Vidal, semejante al Meléndez, pero de más anchura, y con una espectacular pared de sillares de piedra muy bien conservada. Tras las explicaciones de los tres expertos la mayoría de los participantes hizo a pie el recorrido hasta la calificada como Ciudad Encantada, en los Cantos del Toledillo, donde se pudieron observar las curiosas formas rocosas que en su época fueron utilizadas como aprisco para el ganado.

 En resumen, una grata experiencia en la que se pudo conocer la historia de Cenicientos a la vez que disfrutar de su incomparable entorno natural realizando un saludable ejercicio. Desde el consistorio local han querido agradecer la colaboración de los propietarios de las fincas en las que se encuentran los recursos que se visitaron.

FOTOS: J. Pascua.