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La Comunidad de Madrid sigue en sus trece sobre la Urgencia Extrahospitalaria

Tras su nombramiento como consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, por fin hemos tenido la primera oportunidad de oír hablar a la Dra. Fátima Matute sobre la Urgencia Extrahospitalaria, en el monográfico que tuvo lugar el 14 de septiembre en la Asamblea de Madrid. Su exposición de datos se restringió a los obtenidos después de la “reorganización forzosa” del 27 de octubre (10 meses), sin hacer la comparativa necesaria con los datos previos a la pandemia, que nos habrían dado una idea más clara del deterioro sufrido tras este descabellado plan.
Sus datos trataban de presumir de eficiencia (“lo que quiere la gerencia”), no de efectividad (“lo que dicta la realidad”), ni de eficacia (“lo que sería la teoría”). Analicémoslos uno a uno:
-600.000 atenciones en 10 meses y medio (27/10/22 a 14/9/23), versus más de 750.000 en 2019 (12 meses), ¿cuántas atenciones habría habido si todos los dispositivos (78) hubiesen tenido equipos completos? ¿Cuántos pacientes que no pudieron recibir asistencia en esos dispositivos fueron directamente a la Urgencia Hospitalaria, saturándola?
-43% de atenciones médicas: ¿Cuántas atenciones médicas “reales” habría habido si no hubiese 29 de los dispositivos que directamente son Centros de Enfermería sin dotación médica, en los que al llegar un paciente y saber que no hay médico han acabado peregrinando de centro en centro hasta descubrir donde había un médico o directamente fueron al hospital o se volvieron a sus casas sin ser registrados como pacientes? ¿Cuántas había en los años previos a la pandemia?
-57% de atenciones de enfermería. Datos maliciosos, porque al no haber médico en muchos de esos dispositivos, nunca sabremos los datos que habría habido en igualdad de condiciones a los de antes de marzo de 2020.
-7% de atenciones nocturnas: ¿Qué nos quiere decir, que esos dispositivos no son necesarios de noche? El 7 % de 600.000 corresponde a 42.000 personas. ¿No es necesario que estén abiertos de noche, aunque sólo sea para poder evitar el deterioro de la salud de estos? De nuevo no sabemos los que habría habido, de tener todos los dispositivos los equipos completos, y no haber tenido que adivinar si ese día habría médico o no cercano a su domicilio. ¿Cuántas vidas se han puesto en riesgo por esa incertidumbre, de las que no sabemos nada? ¿ha habido más deterioro de la salud de la población madrileña de la esperable con los equipos completos? ¿ha habido más fallecimientos por causa de esto?, volvamos a los datos de la propia consejera…
-1% de patologías graves atendidas (es decir 6.000 personas según sus propias cifras) han tenido su vida en peligro en esos 10 meses y medio… pero no nos dice cuántos fallecimientos ha habido, no compara cuantos hubo previamente a la pandemia, ni nos ofrece la posibilidad de valorar si esa “reorganización” demuestra (como los profesionales sospechamos), que ha habido un claro empeoramiento. ¿Qué pensaría nuestra consejera, o cualquiera de los que nos gobiernan, si uno de sus familiares hubiese estado entre esos pacientes graves, sin un equipo completo para atenderlos en un dispositivo de Urgencias Extrahospitalarias? Quizás hay madrileños de primera y de segunda….
Está claro que, si la comparativa hubiese demostrado una mejora significativa de todos estos datos, con los prepandemia, los “cocineros de datos” de la administración autonómica, nos los hubiesen ofrecido, como garantía de su acierto al reorganizar la Urgencia Extrahospitalaria. El hecho de no hacerlo sugiere que no pueden demostrar ese supuesto, y prefieren aplacar las protestas de los ciudadanos ahogándolas en datos parciales, susceptibles de interpretación libre a voluntad del que los presenta. Que no se ofrezca la comparativa, hurta a los ciudadanos su capacidad de decidir qué sistema prefieren, si el previo, con todos los dispositivos abiertos con equipos completos y dotación suficiente (los SUAP nunca estuvieron suficientemente dotados), o el actual, resultado de su desmantelamiento (colapso de urgencias hospitalarias, peregrinaje en busca del médico perdido, retrasos en la asistencia de patologías de diversa gravedad, maltrato a la población en función de su distancia a hospitales, maltrato profesional, etc.)
Lo más interesante de lo dicho por la consejera Matute, no son sólo estos datos “cocinados”, sino su defensa de un modelo de Urgencia Extrahospitalaria “dinámico, flexible y eficiente, adaptable a la estacionalidad, cambios demográficos y necesidades asistenciales”. Entonces… ¿Qué ha pasado este verano en los municipios rurales, sobre todo de nuestro distrito sanitario (Oeste)? Ya lo conté el mes pasado con datos objetivos, obtenidos a partir de llamadas diarias a cada dispositivo por profesionales de la Plataforma SAR (profesionales SAR de las tres categorías, enfermería, celadores y medicina).
¿Cómo se come que en una huelga se nos hayan exigido unos mínimos del 100% (porque somos “servicios imprescindibles”) … pero durante el verano, en zonas eminentemente turísticas, se hayan mantenido ausencias de equipos completos (en aquellos centros que debían tener todo el equipo según la propia consejería), de hasta un 57 % de los días (de media entre todos los dispositivos)?
¿Qué más implica esa flexibilidad? ¿Se pretende seguir usando a los profesionales como fichas de ajedrez moviéndoles de dispositivo según conveniencia de los gestores? ¿Dónde queda la continuidad asistencial o la longitudinalidad de la asistencia sanitaria, si nunca se podrá contar con la experiencia y conocimiento de las poblaciones por parte de los profesionales?
Hay estudios ampliamente aceptados que demuestran que tener durante muchos años a un mismo profesional atendiendo a una población en el ámbito de la Atención Primaria disminuye más de un 25 % la morbilidad y la mortalidad de esa población. La Sanidad, los profesionales, no estamos obligados a resultados; la salud es un bien poco controlable en muchos casos, pero sí estamos obligados a medios, como cualquier juez que se enfrente a una demanda de un ciudadano contra un sanitario o sistema sanitario sabe bien. Cualquier sistema, reorganización o plan que contemple no tener equipos completos en los dispositivos de urgencias Extrahospitalarias contraviene ese principio, incluso antes de ponerse en marcha.
¿Para cuándo escuchar la voz de los profesionales? ¿Para cuándo escuchar al sentido común? ¿Para cuándo considerar a todos los madrileños iguales en derechos tan fundamentales como la salud? ¿Para cuándo actualizarán el Plan de Urgencias y Emergencias? Parece que, al menos durante esta legislatura, no entra en los planes de la consejera ni de la Comunidad de Madrid.

María Isabel de Barrio Tejada, médico SAR de Navas del Rey.

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