La Oficina de Correos de la localidad abulense de Cebreros, ubicada en el número 2 de la Travesía Plaza España, ha sido galardonada con el Premio a la Excelencia de Correos, lo que supone haberse convertido, tras competir con otras de todo el territorio nacional. en la mejor Oficina de Correos de España en su categoría.
En sus instalaciones trabajan diariamente dos empleadas, a las que Correos, a través de un comunicado de prensa, ha querido “felicitar por su empeño en prestar un servicio de calidad para todos los ciudadanos”.
Según se indica desde el operador responsable del servicio postal, “este premio sirve para identificar las unidades excelentes y reconocer a su personal, que día a día, trabaja en equipo para ofrecer a los clientes la mejor calidad de servicio”.
El Premio a la Excelencia, que contempla distintas categorías en función de los tipos de centros de trabajo, galardona a las unidades operativas de Correos que emplean eficientemente sus recursos y destacan por la corrección de sus procesos y sus buenos resultados, contribuyendo con ello a alcanzar los objetivos de la empresa.
Correos tiene una Oficina Centralizadora de Correos y Telégrafos en Cebreros en cuyo distrito están integrados una veintena de municipios, de los cuáles la mayor parte pertenecen al área funcional Alberche-Pinares.
Correos cuenta en la actualidad con más de 48.000 profesionales y presta servicio a la ciudadanía a través de su red de 2.389 oficinas, distribuyendo cerca de 6,6 millones de envíos diarios. El Grupo Correos cuenta con 3 filiales: Correos Express dedicada a la paquetería urgente, Nexea especializada en soluciones multicanal para las comunicaciones masivas de las empresas y Correos Telecom encargada de la gestión y comercialización de infraestructuras de telecomunicación. Perteneciente al Grupo SEPI, forma parte de un holding empresarial que abarca un total de 15 empresas públicas.
EL CARTERO DE CENICIENTOS
Cartas el aire surcando
volaban omnipresentes;
volutas de humo trazando
de quien se hallaba esperando
noticias de los ausentes.
Días de plácida calma,
la vida como en suspenso
con el corazón y el alma
prendidos sobre la enjalma
de la mula al darle el pienso.
Inmersos en las labores
que los campos acarrean,
sin noticias exteriores
no había televisores
ni radios que las airean.
La figura se esperaba
que paraba ante la puerta,
y llamaba con la aldaba
a la casa que anhelaba
buen suceso en carta abierta.
Y allí estaba Florentino
siempre con la boina puesta,
a quien se ofrecía un vino
rechazado con buen tino
no siendo aquella su fiesta.