• Un frigorífico repleto de libros del proyecto Somos Libros Libres, en El Encinar del Alberche.

No es la primera vez (ni será la última, por supuesto) que la sociedad da pasos agigantados por delante de las instituciones, públicas o privadas. En la urbanización El Encinar del Alberche, en Villa del Prado, hay, desde principios de diciembre, un rincón literario muy especial, un frigorífico situado junto al supermercado local. Está repleto de libros y pertenece al proyecto Somos Libros Libres, que pretende que cualquiera pueda coger el libro que desee con una condición: al leerlo tendrás que devolverlo o, si te gusta y te lo quieres quedar para siempre, tendrás que sustituirlo por otro libro de tu propiedad.
La idea parte de Ana Rivas, vecina del Encinar del Alberche desde hace más de una década e integrante del club de lectura de la urbanización. Este rincón de nuestra Sierra Oeste carece de biblioteca municipal o de centro de lectura; cualquier vecino se ve obligado a acudir a la Biblioteca Municipal Poetas del Alberche, de Villa del Prado, si pretenden disponer de un nuevo libro que disfrutar. Por eso parece tan interesante esta iniciativa colaborativa.
¿Quiénes habéis llenado el frigorífico?
Lo hemos llenado mi pareja y yo con nuestros libros y, sobre todo, con las generosas aportaciones de amigas y compañeras del club de lectura del Encinar del Alberche. Cuando les comenté la idea, enseguida me ofrecieron libros y después me han ayudado algunas amigas a pegar en cada ejemplar la pegatina de somoslibroslibres. Ahora ya está funcionando solo. Hay personas que han llevado varios libros a la vez, han puesto la pegatina (en el mismo frigorífico hay copias y pegamento) y los han añadido a la colección. Otras se llevan ejemplares y los devolverán o intercambiarán… la idea es que funcione por sí mismo. Es una biblioteca libre, anónima y sin requisitos. Por el momento, está fluyendo.
¿Por qué un frigorífico?
La mejor forma de reciclar algo es reutilizarlo, darle otra vida. No hay nada más ecológico que lo que ya existe. Por esto y porque es un espacio estanco, necesario para el papel, especialmente a la intemperie. Además, me ofrecía tres lienzos fantásticos donde pintar lo que me interesa y que forma también parte del proyecto, que es dar visibilidad a la obra de mujeres artistas.
¿Qué acogida está teniendo entre los vecinos?
La acogida ha sido maravillosa. La cultura hace comunidad. Desde el principio conté la idea y una amiga me ofreció el frigorífico; luego había que ubicarlo y la familia del súper El Tostadero me ofreció un espacio fantástico. Después tuvimos que llenarlo para todos los gustos y edades, sin las primeras aportaciones de libros, no hubiera sido posible. Y una vez liberado, al vecindario le encanta. Se lo encuentran por sorpresa y buscan libros para liberar. O van a verlo y cogen algún libro. Están compartiendo por Facebook e Instagram. Me mandan fotos que se hacen junto al frigolibro, con un título o de sus peques leyendo libros libres. Es emocionante.
Una propuesta que se suma a otras ideas de nuestras localidades.
Cada vez es más frecuente encontrar rincones literarios similares en nuestros municipios. Probablemente el primero en ofrecer puntos de lectura totalmente libres fue Sevilla la Nueva, con sus estupendos buzones literarios. Cenicientos y Navas del Rey también ubicaron buzones similares. Fresnedillas de la Oliva también dispone de un estupendo punto libre de lectura. Quizás, logrando que estén al alcance de todos, conseguimos que muchos de nuestros libros dejen de coger polvo en nuestras estanterías y se conviertan en herramientas vitales y sociales para vecinos de toda nuestra comarca.

Javier Fernández Jiménez.