Categoría | Medio Natural

Salvar la casa de los vencejos

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El Ayuntamiento de Navahondilla cedió este edificio municipal para la colocación de nidos artesanales fabricados en madera con la noble intención de albergar a los vencejos.

Los vencejos, esos pajarillos que junto con golondrinas y aviones llenan de alegría las calles, plazas, iglesias… de nuestros pueblos con su presencia.
Estas avecillas de aspecto esbelto, aleteo simpático y de pequeños chillidos cortos, corren peligro de verse desahuciadas de sus nidos por su singular forma de supervivencia.
Es un pajarillo de alas muy largas y patas muy cortas que no le permiten posarse, por lo que aprovechan las rajas y agujeros de las paredes de construcciones antiguas para, literalmente, tirarse de cabeza y penetrar en el lugar que acondicionaron como nido con los materiales frágiles que recogen del aire en pleno vuelo.
Y a pesar de que sus poblaciones aún no se encuentran en peligro, lo cierto es que la destrucción de las casas antiguas y construcción de las nuevas produce un efecto grave al dejar sin lugares de cría a estos colosos del cielo. Después de nueve meses volando sin parar porque duermen, comen y copulan en pleno vuelo, se desplazan del África austral (esto es del ecuador hacia el sur del continente africano) recorriendo en vuelo miles de kilómetros para llegar y llevarse la desagradable sorpresa de que su casa ya no existe. Un problema importante que en algunos lugares de Inglaterra ya está legislado para que en aquellas nuevas construcciones se habiliten espacios de anidamiento de vencejo.

Detalle de los nidos de Navahondilla.

Detalle de los nidos de Navahondilla.

Determinadas organizaciones y particulares promueven alternativas como la creación de nidos como los que mostramos en la fotografía. Unos nidos que podemos construir de forma casera cualquiera de nosotros, listos para añadir a las fachadas de nuestra propia casa.
Un particular nos proporcionó una serie de nidos que él mismo construyó. Faltaba encontrar el lugar y, a ser posible, la implicación de los ayuntamientos. Y esta colaboración la encontramos con todo tipo de facilidades en el Ayuntamiento de Navahondilla, cediendo un edificio público y proporcionando su instalación para colaborar en tan noble tarea.
Desde esta redacción agradecemos su compromiso con la defensa del medio ambiente. No bastan palabras, necesitamos hechos como el de Navahondilla y que el ejemplo cunda en las nuevas corporaciones de estos próximos cuatro años.
Sabemos que el Ayuntamiento de Cenicientos se ha comprometido a colaborar con el proyecto por lo que somos optimistas en que se añadirán muchos más.

Interior de uno de los nidos.

Interior de uno de los nidos.

Y es que este pajarillo es sorprendente. Resulta increíble su adaptación al vuelo para no descansar en nueve meses. Llegan a la península progresivamente desde el mes de marzo. Este año en concreto se vieron los primeros vencejos hacia el 10 de abril en las zonas más al sur de nuestra comarca, citándose incluso días antes de que el naturista Joaquín Araujo comunicara su presencia en Madrid capital.
Fieles a su tradición regresan al miso nido del año anterior (si es que existe) y se inicia la época de la crianza con unos polluelos que permanecerán en el nido de 35 a 59 días después de un periodo de incubación de unos 20 días.
Es lógico preguntarse el porqué de tanta diferencia de permanencia en el nido ya que no son lo mismo 35 que 59 días.
La explicación se encuentra en que los polluelos, y en periodos de meteorología adversa en los que no haya alimento en los cielos (estos pajarillos solo se alimentan de insectos en pleno vuelo), han desarrollado un sistema de protección como si su cuerpo hibernara disminuyendo su temperatura corporal de 39ºC a 20ºC y, a su vez, ralentizando la frecuencia cardiaca llegando a pasar varios días sin comer sin ningún problema.
Esto es porque los padres, y ante la falta de comida, realizan una especie de migraciones parciales con la entrada de frentes frío y de precipitaciones continuas.
Y una vez que la cría de vencejo sale del nido, ya no volverá al mismo y le esperarán largos meses de vuelo sin parar hasta adquirir la madurez sexual que ocurre a los 2 años de los 21 que llega a vivir.
Al vencejo, (Apus apus, del griego “sin pies”, en alusión a sus patas cortas) el nombre común le viene de la confusión con la palabra “oncejo” que significa “hoz” en clara referencia a la forma de este pájaro.
Atrás quedaron los años que los más mayores aún recordamos de la trilla en las eras, con los borriquillos, mulas y hasta bueyes hasta primeros de los años 70. Y aquella faena de trillar venía acompañada de miles y miles de vencejos en vuelo rasante cuando lo que se trillaba eran algarrobas y llenaban su ancha boca con decenas de “gorgojos” para alimentar a sus crías.
¡Cuánta vida transmitían!
Y cuánta vida transmiten en nuestras plazas, calles iglesias…. ¡Salvemos la casa del vencejo!

Candea Basajaun

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