- En esta primera producción se han recogido unos 25.000 kilos de estos garbanzos.
- En breve comenzará la comercialización de esta legumbre con pedigrí madrileño.
La Asociación “La Garbancera Madrileña” se ha presentado el 24 de octubre de manera oficial, con la degustación de un cocido madrileño, en el Restaurante CasaMaría, de la Plaza Mayor. En el acto, se ha contado con la participación del director general de Agricultura de la Comunidad de Madrid, José Luis Sanz, además de con el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Madrid, Antonio Reguilón, el presidente de los Hosteleros de la Plaza Mayor, los alcaldes de los municipios participantes en esta asociación y por los productores del garbanzo.
Este cocido representa el culmen de un trabajo que se inició hace más de un año, cuando varios alcaldes y agricultores de la comarca Oeste de Madrid, decidieron sumar esfuerzos para, junto al Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), recuperar el cultivo del garbanzo autóctono de la zona: el garbanzo madrileño, recogiendo una tradición de varios siglos atrás, pero que en las últimas décadas se había perdido, y se traía a Madrid garbanzos de otras zonas de producción de España, e incluso de distintos países, también productores.
En breve, comenzará la comercialización de este garbanzo de Madrid y se podrá comprar en los supermercado de la cadena Ahorramás, además de en las principales tiendas de cada uno de los municipios participantes este ambicioso proyecto. También los hosteleros de la Plaza Mayor, que conmemora su 400 años de existencia, han comprado existencias para comenzar a servir en sus menús esta legumbre madrileña.
En esta primera producción se han conseguido recoger unos 25.000 kilos de este garbanzo madrileño. Actualmente, la Garbancera, de la mano del IMIDRA, están trabajando en la investigación que posibilite y permita mejorar las técnicas de cultivo, para aumentar su rendimiento y mejorar la calidad del producto final.
LA ASOCIACIÓN LA GARBANCERA MADRILEÑA Y LA RECUPERACIÓN DEL GARBANZO AUTÓCTONO DE MADRID
Parece obvio que el plato más típico de la cocina madrileña, el cocido madrileño, se elabore con garbanzo de Madrid, tal como se venía realizando tras siglos de tradición. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha estado elaborando con garbanzos traídos desde otras regiones españolas, incluso de lugares como Canadá, porque el cultivo de nuestro garbanzo se había perdido. Su producción que básicamente se destinaba al autoabastecimiento de la zona, poco a poco se fue perdiendo por su delicadeza y el gran esfuerzo que destinaban lo agricultores a obtener unas cosechas que no resultaban excesivamente abundantes. Tan solo quedaba una muestra de un pequeño número de semillas conservadas en estado de congelación por el IMIDRA.
El año pasado, varios alcaldes y agricultores de la comarca Oeste de Madrid, decidieron sumar esfuerzos para, junto al IMIDRA, recuperar el cultivo del garbanzo autóctono de la zona: el garbanzo madrileño.
Así, este mes de febrero, alcaldes y agricultores de la zona oeste de la Comunidad de Madrid, que comprende el territorio de 13 municipios, decidían unirse y poner en marcha la Asociación La Garbancera Madrileña, con sede en Brunete. Hoy, 24 de octubre, ocho meses después, esta Asociación es ya una realidad que se presenta oficialmente, gracias a la cual se han logrado comprometer más de 130 hectáreas de cultivo de este producto en diferentes pueblos de la comarca, alcanzándose una producción de unos 25.000 kilos. Para el año que viene, se incrementará la superficie para el cultivo del garbanzo de Madrid hasta alcanzar las 200 hectáreas.
La Asociación tiene como fines la recuperación de la variedad tradicional del garbanzo madrileño, su promoción y comercialización y la creación de una marca de calidad distintiva.
MEJORAR LAS TÉCNICAS DE CULTIVO
En la actualidad la Garbancera Madrileña está trabajando junto con el IMIDRA, en la investigación para mejorar las técnicas de cultivo, para aumentar su rendimiento y mejorar la calidad del producto final.
Junto a ello, se crearán protocolos de cultivo que determinen las variedades de garbanzo a sembrar, las técnicas de cultivo y la calidad intrínseca a producir. Todo ello para promocionar el desarrollo rural, incentivar el turismo asociado a la gastronomía y ayudar a otros agricultores a seguir fomentando el empleo rural en torno a un desarrollo agrícola sostenible.
La Garbancera Madrileña tiene entre sus objetivos también la realización de actividades, como crear un mes al año dedicado al garbanzo en los municipios adheridos, firmar convenios con asociaciones de hosteleros y otras entidades para su consumo y comercialización a nivel autonómico y nacional, así como crear un reglamento interno, con normas de comercialización, facturación, precios y requisitos legales que permitan el uso de la marca de calidad, u organizar actividades socioculturales para la difusión de los valores especiales de este producto tales como seminarios, estudios o conferencias.
‘La Garbancera Madrileña’ está integrada por los agricultores y Ayuntamientos de Brunete, Navalcarnero, Sevilla la Nueva, Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte, Villanueva de Perales, Villamantilla, Villamanta, Quijorna, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo, Valdemorillo y Colmenar del Arroyo.
UN GARBANZO ÚNICO POR SU TEXTURA Y SABOR
El garbanzo madrileño ha sido históricamente reconocido por su excepcional calidad y sabor y por características peculiares, considerado el mejor garbanzo para elaborar el tradicional cocido madrileño, por su textura mantecosa y su finura. El garbanzo madrileño se caracteriza por su pequeño tamaño, similar al pedrosillano pero con el que no se debe confundir, y de color ligeramente anaranjado. Tiene la peculiaridad de ser hidroscópico, duplicando considerablemente su tamaño al someterse al proceso del remojo y cocción. Al cocinarlo no se desprende su piel y su textura es untuosa y mantecosa, ideal para protagonizar el tradicional cocido madrileño. Debe elaborarse dándole unos minutos más de cocción que a otros garbanzos, y el resultado: un sabor único que se funde en el paladar.