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I Muestra de Cine Mujeres detrás de la cámara en Robledo de Chavela

  • Nuevo éxito del Ateneo Antoniorrobles, fuente inagotable de ideas y noticias culturales.

Robledo de Chavela sigue confirmando su apuesta por la cultura y por el arte para cambiar su municipio y la manera de mirar el mundo de sus vecinos, un empeño para el que cuenta con la colaboración, el trabajo y el esfuerzo del Ateneo Antoniorrobles, que se ha convertido en una fuente inagotable de ideas y noticias culturales. Una de las últimas propuestas que nos ha llegado desde el municipio robledano, con el Día de la Mujer en el punto de mira y la igualdad como objetivo es la celebración durante los pasados 28 y 29 de febrero de la I Muestra de Cine Mujeres detrás de la cámara, una cita con la que se pretendía poner en valor el trabajo de las mujeres cineastas y hacer llegar al público asistente tanto su existencia como su aportación al cine actual.
Como en casi cualquier otro ámbito de nuestro mundo, la mujer también encuentra muchas dificultades para desarrollar su labor en el mundo del cine, un universo habitualmente masculino en cuanto a toma de decisiones y puestos de privilegio y poder. El cine realizado por mujeres recorre los mismos temas que el realizado por hombres: acción, drama, terror, aventuras, comedia… Pero en muchas ocasiones desde un punto de vista diferente o abordando ideas poco transitadas por sus homólogos varones.
Las películas que esta Muestra pretende difundir o visibilizar no tienen por qué ser feministas, ni siquiera luchadoras, solo deben cumplir un requisito, estar hechas por mujeres, digan estas lo que quieran decir con sus propias creaciones en su diversidad natural tanto en la ideología como en la vida o en la cultura.
Esta primera edición celebrada en el Centro cultural El Lisadero ha proyectado dos películas muy diferentes entre sí, el documental Hotel explotación: Las Kellys, de Georgina Cisquella y el largometraje La Librería, de Isabel Coixet, ambas con ciertos lugares comunes en realidad, porque hablan de las dificultades de unas mujeres inteligentes, pertinaces y luchadoras, una en la ficción y otra en la realidad.
La I Muestra de Cine Mujeres detrás de la cámara ha resultado todo un éxito, prácticamente llenando las butacas durante los dos días y generando coloquio y debate entre la mayoría de los asistentes. La propia Georgina Cisquella, periodista y guionista de documentales, además de creadora de diversos formatos para Televisión Española o corresponsal diplomática estuvo en Robledo de Chavela el viernes 28 de febrero durante la emisión de su documental y respondió a las preguntas del público a la finalización de su proyección.
De nuevo el cine como aliado de Robledo de Chavela para decirles a sus vecinos y visitantes algunos mensajes que cree que deben llegar lo más lejos posible, en esta ocasión con la mujer y la igualad como protagonistas principales. Esta muestra, de hecho, llegará también al Colegio Público Nuestra Señora de Navahonda a través de la emisión de Mulán, una de las películas de Disney más feministas hasta el momento, que las niñas y niños de primaria podrán disfrutar el próximo martes 10 de marzo.
“ES UN HONOR INAUGURAR ESTE CICLO”
Días antes de la inauguración de la Muestra, tuvimos oportunidad de hablar con Georgina Cisquella sobre su documental y sobre la propia cita en Robledo de Chavela. Hablar de estas mujeres, de Las Kellys (las-que-limpian) y de la precariedad laboral que sufren en su día a día, que parece denigrante y abusivo cuanto menos, es lo que movió a esta periodista barcelonesa a ponerse manos a la obra en un documental que le llevó dos años de trabajo.
¿Por qué hablar de las Kellys y de sus problemas?
A mí el tema de la precariedad laboral y de género siempre me ha interesado. Un día vi una noticia que hablaba de las Kellys, que además en aquel momento nadie sabía quiénes eran. Me llamó la atención que ellas se organizaron al principio a través de Facebook, porque es un movimiento que surge muy de la base. Ahí empiezan a contar sus historias y deciden asociarse. Yo las contacté y empecé a grabar. No sabía hacia dónde me iba a llevar esta historia ni con qué me encontraría ni si ellas estarían dispuestas… luego fue una historia de un rodaje de dos años, de conocerlas, de saber todo lo que pasan estas mujeres invisibles, porque cuando vamos a los hoteles nunca las vemos, solo hay un carro en los pasillos. Tienen un trabajo tan acelerado que muchas veces ni las ves.
Un documental grabado en diferentes formatos…
De hecho es un documental muy artesano porque se ha ido creando a lo largo de dos años. En algunas ocasiones hemos rodado, en otras ellas mismas han aportado algunas imágenes… Ha sido un poco de todo para configurar una historia, porque luego también se pueden conocer sus pequeñas historias personales, cómo lo ven y qué pasa. Es un mosaico de miradas.
¿Qué es lo más importante a la hora de contar algo de lo que pasa a nuestro alrededor?
Yo creo que es la honestidad y creerte lo que estás haciendo y tu punto de vista. Evidentemente el documentalista tiene una mirada especial, la objetividad total no existe. Yo me pongo en su sitio, al final es empatizar, elegir a los personajes y ver la historia que hay detrás de la historia. Creo que la gente cuando ve este documental se da cuenta de que nunca ha sido consciente de lo que viven miles y miles de mujeres, yo digo en los hoteles pero también en colegios, institutos, hospitales, cuidadoras a domicilio… cada mujer de este sector merecería un documental porque son fundamentales para nuestras vidas, son las más ocultas, son las peor pagadas y siempre están en un escalafón por debajo del resto, cuando en realidad en un hotel, por ejemplo, son fundamentales.
¿El documental ha servido para que las condiciones laborales de estas mujeres mejoren?
Ellas sobre todo han conseguido ser visibles, porque casi nadie sabía que existía una categoría laboral de camareras de piso, nadie sabía qué les pagaban, cómo las trababan… han conseguido ser visibles, por otro lado algún reconocimiento de enfermedades laborales porque es un trabajo en el que se lesionan muchísimo. Han conseguido algo de visibilidad pero siguen en la batalla de conseguir unos sueldos dignos.

MOSTRAR PARA CAMBIAR EL MUNDO

Solo hay una manera de cambiar aquello que no nos gusta, conocer cómo es y qué está ocurriendo. Puede que muchos hayamos sospechado siempre que estas mujeres (porque habitualmente son mujeres) que limpian hoteles no tenían sueldos demasiado elevados, ahora, tras ver el documental de Georgina Cisquella somos muchos los que pensamos que la precariedad a la que se enfrentan en su labor diaria no tiene más explicación que la del egoísmo innecesario de aquellos que las contratan (o subcontratan). Es indignante lo que cuentan, las condiciones a las que se enfrentan a diario y la impunidad con la que una pequeña parte de la sociedad se enriquece a costa de aquellos que han tenido peor suerte en el reparto de la baraja.
Documentales como este nos muestran en carne viva uno de los problemas más acuciantes de nuestra sociedad occidental, esa que tanto alabamos y exhibimos a los cuatro vientos, la desigualdad. Tengo que reconocer que sentí mucha rabia en algunos instantes del documental, mucho desasosiego al ver cómo nuestras madres, hermanas, amigas y vecinas, cómo un amplio abanico de nuestras mujeres se deja la vida por un sueldo mísero, con unas condiciones terribles y unas ataduras vitales y sociales difíciles de asumir por casi cualquiera. Y aquí solo hemos visto un pequeño retazo de esa realidad que nos convierte (o eso dicen muchos) en un país competitivo en lo laboral, una realidad a la que se enfrentan millares de mujeres en esta España nuestra en la que un hotel puede cobrar 200 € por una habitación y pagar a la persona que la mantiene limpia y a punto 2 o 3 €.
Aún hay voces que nos dicen que nos tenemos que aguantar, que es lo que hay, que nuestro país necesita pagar esos sueldos de risa a su clase trabajadora para poder sostener nuestro modelo de vida (aunque quien lo defiende tiene, habitualmente, un sueldo muchísimo más elevado que el de una de estas kellys o cualquier otro trabajador español). Y yo me pregunto si tenemos que resignarnos y dejar que se aprovechen de nosotros, si tenemos que ser tan competitivos o podríamos equiparar algo lo que nos llevamos los unos y los otros por hacer nuestro trabajo. Si a lo mejor no sería preferible competir menos y ser algo más justos con el reparto.
Me dio mucha rabia ver Hotel Explotación: Las Kellys y puede que haya razones por las que una única mujer tenga que hacer 20 o 30 habitaciones al día para poder cobrar o que cobre 2 o 3 € por cada una de estas habitaciones o que no existan prejubilaciones para trabajos tan duros como este o que haya hoteles que externalicen la contratación de estas mujeres y paguen mucho menos por sus servicios a la par que suben los precios de sus habitaciones, de verdad, puede que las haya pero yo, desde luego, no las veo.

Javier Fernández Jiménez.

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