
- En 2017, los vinos madrileños con Denominación de Origen superaron los cuatro millones de botellas vendidas.
- Los recorridos muestran el creciente desarrollo del sector vitivinícola y su relación con la historia y el patrimonio de la región.
La D.O. Vinos de Madrid está integrada por 51 bodegas distribuidas en tres subzonas productoras: Arganda del Rey, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias.
La Comunidad de Madrid y la D.O. Vinos de Madrid se unen en Madrid Enoturismo para promocionar el sector vitivinícola de la región, a través de seis rutas turísticas que recorren una veintena de bodegas madrileñas con Denominación de Origen.
En este proyecto de promoción del turismo del vino participan, además, una docena de municipios de las tres subzonas de producción: Arganda del Rey, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias.
A través del trazado de las seis rutas, el visitante puede acercarse a la influencia y el desarrollo histórico que el vino y su elaboración han tenido en la Comunidad de Madrid.
VINO, HISTORIA Y PATRIMONIO ARTÍSTICO
En la antigua Complutum, hoy Alcalá de Henares, comienza la ruta denominada ‘La llegada del Imperio Romano’, cuyo recorrido supone un viaje al pasado romano de España. Se remonta hasta el año 1 a.C., en la época en que se considera que comenzó a desarrollarse la viticultura. La ruta recorre enclaves como Campo Real, Valdilecha, Carabaña, Tielmes, Perales de Tajuña y Titulcia.
La ruta ‘El valle de las iglesias y el legado del Císter’ discurre por la subzona de San Martín de Valdeiglesias e incluye también la visita a monumentos de Pelayos de la Presa, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos y Villa del Prado.
Por su parte, Villarejo de Salvanés, Fuentidueña de Tajo, Belmonte de Tajo y Colmenar de Oreja son las localidades que conforman la ruta que pone en relación ‘El Tajo y los vinos de la Orden de Santiago’. Otro recorrido es ‘Camino de Reyes’, que reproduce el tránsito de Austrias y Borbones entre Navalcarnero y Aranjuez, pasando por El Álamo.
Una quinta alternativa es ‘Escenas y crónicas de Francisco de Goya’, en la que se ofrece al visitante la posibilidad de conocer algunos de los lugares que inspiraron al pintor a la hora de plasmar la cultura del vino en sus obras. El recorrido pasa por la Vega del Jarama, Villaconejos, Chinchón y Valdelaguna.
Y, por último, la ruta ‘Los tiempos del ferrocarril’ describe las esperanzas que albergaron los productores vinícolas con la construcción de la vía entre la zona de Arganda y la capital.
AUGE DEL SECTOR
El Consejo Regulador de la D.O. Vinos de Madrid acordó recientemente la adhesión de una nueva bodega ubicada en Aldea del Fresno, con lo que ya son 51 bodegas -de las 62 de la región- las que forman parte de la Denominación de Origen. De ellas, 44 cuentan también con el distintito de calidad de los alimentos de Madrid M Producto Certificado.
La producción de estas 51 bodegas de la Denominación de Origen es creciente en los últimos años. Los vinos de la Comunidad de Madrid con D.O. Vinos de Madrid superaron en 2017 los cuatro millones de botellas vendidas, cifra que no se alcanzaba desde diez años antes.
Este reconocimiento a la calidad traspasa nuestras fronteras, ya que la D.O. Vinos de Madrid exporta entre el 20 y el 25 % de su producción, principalmente a Estados Unidos (el 63 % del total exportado), Alemania y China.
El sector vitivinícola madrileño emplea a 3.164 viticultores en una superficie de cultivo con Denominación de Origen de 8.877 hectáreas, de 59 municipios de la región, distribuidos en las tres subzonas productoras actuales: Arganda del Rey, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias.
Arganda representa el 50 % de las viñas registradas y su cultivo mayoritario es de uvas malvar (blanca) y tempranillo (tinta). San Martín de Valdeiglesias representa el 35 % de las viñas y las principales variedades de uva que se cultivan son albillo real (blanca) y garnacha tinta. Y en la subzona de Navalcarnero la variedad predominante es también esta última, la garnacha tinta.
EL CANTO A CENICIENTOS
En la cuña introducida,
de abulenses y Toledo
está el pueblo y su viñedo
sostenimiento de vida.
La cepa fue mantenida
como diosa en los altares
y las uvas en lagares
corría rojo su mosto
por el canalillo angosto
como el agua de los mares.
Con gentes acogedoras
transitando por la calle
hacen ameno este valle
de la coruchas auroras.
Armonía de las horas
transcurren de forma lenta
si el espíritu aposenta
apego por el sosiego
del que harto de trasiego
vida tranquila le tienta.
Quien nos visita se queda
y si se va siempre vuelve
cuando la brisa le envuelve
del arcón de su almoneda.
Paseante en la vereda
viendo la vida que pasa
hace trasvase y trasvasa
olvido de su paisaje
y se siente paisanaje
y cimenta aquí su casa.
Siempre impera aquí la calma
y el horizonte apacible
que se bebe y es bebible
como néctar en el alma.
Aparejo que es la enjalma
de sus pocos animales
otrora en los herbazales
abundaban los rebaños
pero el paso de los años
los mantiene terminales.
Qué más decir de su Peña
a la que enaltezco tanto
y con mis versos la canto
y de mi rima se adueña.
Sostengo que es nuestra enseña
y la base del futuro
y aunque yo yerto y oscuro
cuando el suceso acontezca
el poema permanezca
y ser cierto lo que auguro.
¡Tomad,os presto mis ojos
y su enfoque en la llanura
y abridlos en herradura
con que aparta los abrojos!
No reparad en rastrojos
y veréis a don Quijote
que con Rocinante al trote
va por tierras de la Mancha
gritando:¡Castilla es ancha
y se me atufa el bigote!
Y si tornáis la mirada
nuestra capital Madrid
y cabalgando va el Cid
en la alta madrugada.
Y en la noche despejada
he visto un cielo de bruma
flotando como la espuma
desde las Peñas las luces
polucionando de bruces
a Madrid con que lo abruma.
Y de la Peña bajando
al pasear por el llano
la Dehesa es un rellano
por el cual ir divagando.
Los coruchos paseando
por la estrecha carretera
ven en el cielo una esfera
límpida de aire tan puro
que su clima es un seguro
de naturaleza austera.
Pinares, huertos y encinas
viven en el horizonte
y la quietud en el monte
e higueras en las retinas.
Visitante que caminas
y buscas vida apacible
y de vivir lo indecible,
el pueblo de los coruchos
tiene en alicientes muchos
para hacértelo factible.
Y hablamos aquí un lenguaje
ingenioso y cervantino
junto al amor de su vino
colofón de un buen viraje.
Y habrás hecho un maridaje
con la estrella de los vientos
que aseda los movimientos,
de nuestros recios olivos
que muestran sin paliativos
el alma de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho