- Finalizamos este viaje por la parte del Tumbo de Valdeiglesias donde nuestro monje anónimo da cuenta de los eremitorios que poblaron la zona. En esta ocasión nos habla de los cuatro últimos eremitorios y da cuenta en una última anotación al margen que pudieron existir algunos más.
El octavo eremitorio e iglesia que hubo fue solamente del glorioso San Martin Obispo y Confesor: Estaba fundado enfrente este Monasterio al medio día dentro de la dehesa de Juan de Pozas a donde llaman la Encina, que es a un lado de la Mesa del Abad hacia el poniente: Poco tiempo hace que aparecieron grandes vestigios de edificios así debajo de tierra, como encima y la planta de las viñas los ha destruido todos. En los principios de la población de este valle sucedió lo siguiente: Como la iglesia de este dicho eremitorio tuviese la imagen de este glorioso santo y la iglesia de la villa de San Martín tuviese el nombre los vecinos de ella vinieron de noche secretamente y se llevaron la dicha imagen sin que los vecinos de Pelayos (en cuya jurisdicción estaba, lo sintiesen, ni supiesen este dicho eremitorio e iglesia se acabó de perder, que apenas debe de haber señal de sus vestigios en el dicho lugar por haber sacado las piedras de sus fundamentos para cercar las viñas.
El noveno eremitorio e iglesia que hubo fue la gloriosa Santa María Magdalena. Estuvo cerca de la villa de Pelayos hacia donde dicen el Tejar: De quien tomo el nombre un arroyuelo pequeño que corre en invierno y se junta con el de la Torre detrás de la ermita del Salvador, al cual llaman de la Magdalena los de Pelayos del que también ya no han quedado vestigios.
El décimo eremitorio e iglesia es el del Salvador del Mundo cerca de las dichas casas de Pelayos el cual dura con mucha veneración a día de hoy: cuya fiesta se celebra a seis de agosto y viene mucha gente de la comarca a ganar el jubileo desde su víspera. El ermitaño de esta iglesia hace muchos años que falta. Dio el Monasterio a Pelayos esta ermita a los principios y así ha corrido por su cuenta y la van sustentando y reparando con ayuda de algunos bienhechores y memorias que en esta han dejado y de ordinario tienen ermitaño. Esta ermita solamente quedaba en pie de todas las antiguas que hubo en este valle.
El undécimo eremitorio e iglesia fue de los sagrados Apóstoles San Andrés y San Bartolomé. Su sitio está poco más allá de la dicha villa de Pelayos, junto al camino angosto que va a la villa de San Martín. En esta iglesia había una cofradía antigua dedicada al glorioso apóstol San Andrés, de la cual ha quedado en este Monasterio un libro de Presupuesto y Gasto que estaba a cargo de los mayordomos vecinos de Pelayos cuando eran vasallos de este Monasterio. Paréceme que desde el año de 1630 poco o menos por no reparar esta iglesia, la han dejado perder. Por el año de 1633 nos vendían una campanilla que habían quitado de su campanario: Solamente quedaban las paredes desboronadas. Por los vestigios que hay antiguos parece ver a esta iglesia muy grande y le quitaron de lo largo 8 varas y toda la capilla antigua y de ancho más de vara y media. Al presente tiene 6 varas y media de largo y cuatro y media de ancho y tiene vestigios de las celdas que hubo.
El duodécimo e iglesia fue San Pelayo cuyos vestigios apenas se parecen a día de hoy. Estuvo no lejos de la villa de Pelayos, entre la dehesa de S. Esteban y la dicha villa junto a una viña que tiene la viuda de Antonio Ruiz el Viejo, de modo que cae sobre la ermita de San Andrés hacia el norte. Algunas personas antiguas dijeron por tradición de sus mayores que en este sitio de San Pelayo estuvo primero el pueblo de Pelayos y después se pasó donde ahora está. Y que de allí se tomó el nombre de Pelayos por estar junto al eremitorio e iglesia de este santo. Cosa que bien pudo ser: Y si fue es cierto seria después de la Dotación que hizo el S. Emperador Alonso 7. Porque antes cuando los monjes estaban en estos eremitorios no había moradores seculares en este valle que no los consintieran: O ellos dejaban el sitio pues se habían recogido entre estas montañas y asperezas huyendo del siglo y contratación de los hombres. Y también se ve claramente: pues el premio de dicho S. Emperador no da vasallos ni habla de ellos, sino de solos los términos de la Dotación que hizo a este monasterio. Y si hubiera en este valle algunos moradores es cierto que tuvieran su jurisdicción y términos señalados y no se lo había de quitar dicho S. Emperador. Y si en su premio tocara algo punto acerca de ello. Por lo cual es cierto, que después de dicha Dotación y recogimiento de los otros monjes en este Monasterio, se les permitió poblar estas dos villas de Pelayos y San Martin. Y así hasta el tiempo del S. Rey Alonso el bueno 8, de este nombre, que confirmó su premio la sentencia del Arzobispo Don Martin año del señor de 1205 (como adelante se oirá) no dieron vasallos a este monasterio lo que también es cierto y verdadero.
Además de estos dichos doce eremitorios se entiende hubo otros de los cuales no hay memoria, ni vestigios en estos tiempos. Si los hubo se habrán arruinado con el largo tiempo y con la planta de las viñas. Esto es lo que se sabe acerca de estos dichos eremitorios e iglesias que hubo en este dicho valle tan celebre en España en los cuales habrá muchos huesos enterrados de santos Monjes que están gozando de Dios.
Mario Cuellar.