Categoría | Medio Natural

Los árboles singulares de la comarca

Como consecuencia de la gran diversidad natural que poseemos en la Comunidad de Madrid, más del  50% de la superficie tiene alguna figura de protección para una correcta gestión y ordenación  de nuestro medio ambiente. Por ello se desarrolló una ley básica, la Ley 2/1991 de 14 de febrero de Protección y Regulación de la Flora y Fauna silvestres de la Comunidad de Madrid, en la que siguiendo la ley nacional del Estado se crean diferentes grados de protección según la gravedad del estado de cada especie.

Al amparo de la citada ley se formaliza el Decreto 18/1992 de 26 de marzo por el que se crea el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna con el apartado de árboles singulares. Un árbol singular es aquel que se distingue por su forma, altura, porte, características especiales y singulares y hasta historia, pues algunos de ellos se encuentran  dentro de los cascos urbanos de nuestros pueblos.

Un paseo por Aldea del Fresno nos invita a conocer un hermoso ejemplar  de Cupressus macrocarpa en el Safari Madrid. De este árbol tenemos que saber que se brinda al arte “topiario”, es decir, que se puede moldear con una poda continua formando los setos de separación que se usan en las divisorias de parcelas de las urbanizaciones. Y, aunque aparentemente parecen arbustos, lo cierto es que son grandes árboles de enorme tamaño.

Siguiendo con el paseo por este pueblo bañado por el río Alberche podremos disfrutar de dos hermosas encinas: “La Encina de la Condesa” y la “Encina del Mesto”, ambas en la finca de El Rincón pudiéndose acceder desde la carretera M-507, enfrente de la entrada del Safari Madrid. Y en el mismo puente de la carretera con el río Alberche, un ejemplar de Eucalipto camadulensis nos hará disfrutar de esta especie que no es autóctona sino que proviene de Australia.

En Chapinería se encuentra un ejemplar soberbio de Morus nigra conocido como el Moral de los Robles en la Finca de los Robles. A buen seguro que los habitantes de la zona podrán contarnos muchas historias acerca de esta morera.

Una vuelta por Navalagamella nos llevará a conocer un impresionante ejemplar de arce (Acer monpessulanum) en la Finca Media Aldea en la carretera de Navalagamella a Colmenar del Arroyo. Muy recomendable disfrutar de la otoñada de los arces de la comarca. Inigualable con sus tonos rojizos. Sin dejar el término nos encontraremos con una hermosa encina cuya copa nos recuerda a una seta. Es la encina de Navalagamella en el paraje de Pedro Rubio.

En  Navas del Rey nos contraremos con un chopo populus canadensis de 24 metros de altura y un tronco de 5,20 metros de diámetro en el Cordel del Puente de San Juan. Una buena oportunidad para recorrer todo el Cordel.

Nos acercamos a Robledo de Chavela a los pies de la hermosa Almenara para en los alrededores de la Ermita de San Antonio deleitarnos con un impresionante ejemplar de Pinus  pinaster conocido  popularmente como pino negral. Este tipo de pinos son los que se usaban para resinar cuando hace años suponían una fuente de ingresos para muchas familias de la comarca. Con la llegada de los productos químicos, la resinación quedó abandonada, pero desde este periódico les haremos un reportaje de la historia de nuestros resineros.

En Cadalso de los Vidrios y tras una aconsejable subida a su peña que nos enseñará las cumbres de Gredos y la infinita meseta toledana, podremos bajar a la pista del Boquerón que une las carreteras M-542 (que nace en la rotonda del desvío a Cadalso en la M-501) y la M-541 (que nace en Pelayos, cruza la M-403 y a 200 metros encontramos la pista). Es una pista de 5 kilómetros que se convierte en un paseo muy enriquecedor con pinos resineros  en la umbría y pinos piñoneros al otro lado.  Tiene una gran variedad de distintos tipos de jaras que es difícil encontrar en otros lugares todas ellas juntas. Hacia la mitad de la pista nos sorprenderá un majestuoso pino piñonero Pinus  pinea al que le llaman pino carretero.

Antes de llegar a la M-542, o desde ella a unos 200 metros adentro, veremos un increíble ejemplar de enebro ya dentro del término de San Martín de Valdeiglesias y en la finca de la Granjilla. La singularidad de este enebro radica en su peculiar forma redonda aparasolada justo al lado de un piñonero que hace difícil distinguirlos.

Siguiendo en el término de Cadalso de los Vidrios  la pista del arroyo de Tórtolas que cogemos en dirección opuesta a la del Boquerón cruzando la M-542 justo en el pequeño embalse que hay al lado de la carretera llegaremos al final a un increíble Tilo de unas formas, un tamaño y una frondosidad inigualables.

Todo ello acompañado por un recorrido en lo más bajo del valle con el frescor del arroyo. No debemos dejar de visitar el madroño del Cerro Majuelito o Lancha de la Osa en el camino que sale de la M-507 en el kilómetro 40 detrás de la cantera Lancha de la Osa.

En Rozas de Puerto Real se hace evidente que nos encontramos en la zona más lluviosa de la comarca con sus extensos y frondosos castañares, además de ser el lugar de más alcornoques de la comunidad. En la finca de El Hoyo se distinguen dos Alcornoques singulares, uno de ellos visible desde la M-546 a 300 metros del cruce con la M-545.  En el colegio San Dámaso (conocido en la zona como El Seminario) se contabiliza un fresno Fraxinus angustifolia de grandes dimensiones en una zona rodeada de rutas a través de castaños. Igualmente, las otoñadas del lugar son para no dejar de visitar la zona.

El municipio de San Martín de Valdeiglesias nos sorprende con varios árboles singulares aparte del citado enebro. En el arroyo de la Avellaneda, que es uno de los lugares en invierno más fríos de la comarca por las heladas nocturnas superando en mínimas a las montañas hay dos alisos Alnus glutinosa. Este árbol está ligado a cauces de agua permanentes por lo que se encuentra en zonas húmedas como orillas de los arroyos. También en este arroyo veremos un chopo Populus camadensis de dimensiones excepcionales.
Posiblemente San Martín sea el término municipal donde encontremos  las mayores manchas de madroños, no solo de la comarca sino de la Comunidad.

En la joya paisajística y botánica de Las Cabreras  disfrutaremos en su camino de varios ejemplares de madroños visibles desde la misma pista puesto que se encuentran hasta en su misma orilla, destacando el madroño del Valle del Oso.

Dentro del casco urbano un ejemplar de olmo Ulmus minor aguanta las embestidas de una terrible enfermedad que desde hace décadas viene arrasando a esta especie. Es lo que llamamos la grafiosis de los olmos.

Los responsables de la grafiosis son unos pequeños insectos perforadores llamados escolítidos, que portan en sus patitas un hongo que es el que hace enfermar a los olmos.  Es decir, el insecto perfora el árbol y accidentalmente inocula al olmo con los hongos que lleva en sus extremidades.

El catálogo regional de Árboles Singulares no está cerrado y continuamente se somete a revisiones anuales para añadir nuevos ejemplares o eliminar otros si el estado de los mismos no cumple con los objetivos para los que fueron incluidos.

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