- Por Julio Reoyo Hernández. Cocinero. Restaurante Doña Filo.
Cuando la vida expresa su mejor sentimiento.
Ya estamos en Navidad, otra Navidad. En varias ocasiones ya les he comentado que no soy gran fan de esta festividad, sí por contra de los abnegados y seculares sentimientos que la caracterizan (¿quién podría negarse a tan bonitas palabras?). El tiempo todo lo deteriora y sus moradores lo rematamos con denodada constancia. En mi casa, la de mi infancia, mi adolescencia y juventud, la verdadera fiesta fue siempre la matanza, más laica, mundana y terrenal e infinitamente más sostenible. La Navidad ya no es lo que era, perdónenme el eufemismo y lo “viejuno” de la frase, como tantas otras cosas, esta nueva manera de vivir y de sentir lo impide claramente. Siempre hubo en mi casa un especial recuerdo a quien dejó de estar y esto entristecía de alguna manera este momento festivo.
No puedo, por otro lado, dejar de pensar en la catástrofe que tan reciente tenemos de la Comunidad Valenciana para la que Doña Filo, a través de su propuesta de platos para llevar a casa durante la Navidad destinará el 20 % (o lo que es lo mismo el 100 % de los beneficios) de la recaudación para la ONG AYUDA EN ACCIÓN y para la que solicitamos y reivindicamos vuestra solidaridad.
Pero he de decirles que estas Navidades serán para mí verdadera y esencialmente especiales, muy especiales, no por ello motivo de olvido de quienes ya no nos acompañan sino porque esta melancolía dará paso al sentimiento contrario de enorme júbilo y alegría por la llegada tan emocionante de un recién nacido, ese es Pablo, mi nieto, que llenará, sin duda, estas Navidades de ilusión por un nuevo futuro, principalmente el suyo.
Brindaremos con él y por él, por la alegría de tenerle, de vivirle y de criarle y también por ustedes, mientras les dejo un menú para estas fiestas de los más sencillo, sugerente y apropiado.
Para el aperitivo les sugiero un cava bien fresquito (no helado), de precio moderado (un Terrer de La Creu Brut, por ejemplo), que les dejará muy satisfechos para acompañar con algo de embutido, unas lascas de salmón marinado y los típicos langostinos (todavía asequibles) que habremos cocido nosotros mismos (huyan, si pueden, de los ya cocidos inundados de sulfitos). Para continuar, un consomé bien caliente, con una yema cruda de huevo, resultado de colar por un colador fino y sin revolver, el guiso de una sopa castellana que habremos mojado con un caldo sabroso y abundante de jamón. Continuaremos con unas alcachofas en salsa verde con unos berberechos bien frescos. Algo de pescado (me repetiré con el bacalao que tanto me fascina) que podrían ser unas cocochas de bacalao al pilpil, sedosas y turgentes, con espárragos verdes y, para terminar, un espléndido gallo de corral estofado con vino tinto de Villa del Prado y miles de verduras. Una buena rodaja de piña fresca caramelizada con azúcar moreno en una sartén antiadherente nueva y acompañada de una buena bola de helado de crema dará fin a un menú bueno, bonito y barato.
Espero que a mi nieto, cuando le toque, le guste este menú y no todas esas guarradas que ofrecen por ahí y a las que estará permanente expuesto.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y LARGA VIDA PABLO!!!
¡¡¡FELIZ NAVIDAD TAMBIÉN PARA USTEDES / VOSOTROS!!!