La actualidad económica relacionada con los bancos se ha convertido en un relato grotesco de sinvergonzonerías sin límite. Todavía no nos hemos recuperado de ver cómo los máximos responsables de Cajas de Ahorro arruinadas por su  pésima gestión  se marchaban tranquilamente a sus casas, con una sonrisa de oreja a oreja, después de cobrar indemnizaciones millonarias a costa del contribuyente. 

Ahora toca poner la guinda final al “socialista” Gobierno en funciones del señor Zapatero:  el primer Consejo de Ministros tras las elecciones ha otorgado un indulto a Alfredo Sáenz, número dos del Santander, tras condenarle el Supremo por un delito de denuncia falsa realizado en 1994. 

Se ha perdido toda la vergüenza y el disimulo que pudiese quedarle a Zapatero, ¿no había en toda España nadie que mereciera un indulto antes que este banquero? Y todavía los dirigentes del PSOE se preguntarán de forma cínica por el bochorno de su descalabro electoral. Hasta el más ingenuo ciudadano se preguntará a estas alturas ¿qué favores paga este lamentable indulto?  

Y es que no hay nada como ser banquero para hacer lo que  te dé la real gana sin ninguna consecuencia y, si no terminan de creérselo, solo hay que seguir mirando las noticias. Resulta que nuestro flamante nuevo presidente, Mariano Rajoy,  ha confirmado a Rodrigo Rato, presidente de Bankia, la creación en breve por parte del Estado de un “banco malo” para limpiar con fondos públicos los balances de los bancos con inmuebles y terrenos “problemáticos” que valen, en el mejor de los casos, la mitad de lo que aparece en sus ficticios balances. Pues nada, todos felices y contentos, si total se calcula que tan solo son necesarios unos 100.000 millones de euros, una bagatela.

No habrá dinero para sanidad, educación, inversiones públicas o personas dependientes, pero si es para cubrir los millonarios tejemanejes irresponsables de los bancos y dar confianza a los sagrados mercados, lo que haga falta, ¡la leche… será por dinero! 

Para los no iniciados en el misterio del lenguaje económico, intentaré explicarlo de una forma sencilla: el Estado, es decir, todos nosotros, creará un banco público que se dedicará a comprar a los bancos privados, a un precio muy superior al de su valor real, pisos, terrenos y todo aquello relacionado con el ladrillo que nadie en su sano juicio quiere, y después venderá estas “joyitas” como sea al mejor postor, asumiendo todos los ciudadanos las pérdidas. 

Si a Rajoy no le hacen cambiar de opinión será una auténtica vergüenza, pero en los tiempos que corren, de vergüenza andamos un tanto escasos y cualquier cosa vale. Al final los paganinis serán los de siempre, qué más da.