
- En el Centro de Interpretación Turística de Pelayos de la Presa.
Dicen que la música y la poesía suelen ir de la mano, que son buenas amigas, que, aunque pienses en una siempre tienes a la otra en la mente, que son tan inseparables que, en ocasiones, puedes llegar a confundirlas. El pasado sábado 26 de noviembre se volvió a demostrar que la una sin la otra apenas tienen sentido y que, cuando colaboran, son capaces de cualquier cosa, incluso de calentar en lo más frío del otoño.
El Centro de Interpretación Turística de Pelayos de la Presa, lleno hasta la bandera, acogió la presentación del primer poemario de Jesús Reolid, un violero con muchos años de profesión a sus espaldas que desnuda sus sentimientos en “Cómo duele la música donde te encuentro”, una antología con poemas e ilustraciones en los que nos encontramos con los sentimientos más profundos de alguien acostumbrado a cuidar y mimar todo lo que tiene entre las manos y de estar atento incluso al más mínimo detalle, que en sus versos deposita aquellos pensamientos que son difíciles de articular de otro modo y que, en ocasiones, nos muestran mucho más intensamente de lo que podemos decir de nosotros mismos.
La presentación contó con la colaboración de Rafael Rodríguez, que ha ejercido como empuje necesario para la presentación del poemario y ha contribuido a su corrección y de Miguel Sánchez, músico y editor de la obra. Además, todos los presentes tuvimos la fortuna de poder disfrutar de la música medieval y de la incomparable voz del dúo musical Puy de sons d´autrefois.
Una nueva muestra de que la Cultura interesa, que tiene una gran acogida cuando se ofrece de calidad y cuando se hace con la seriedad necesaria y que vuelve a dejarnos ver esa premisa a la que ya nos vamos acostumbrando, nuestros municipios están repletos de grandes artistas, muchas veces ocultos.
Una presentación delicada y afectuosa, muy cálida y llena de momentos muy especiales, como ese de saber por fin desde cuándo no se afeita esa espesa y significativa barba el autor del poemario o el de escuchar los poemas en boca de los presentadores o incluso el de apreciar emocionado y casi al borde de las lágrimas a un hombre de apariencia seria e imponente, a ese lutier-poeta a quien le gusta dejar un poema oculto en cada instrumento que construye con sus propias manos, poemas que, en ocasiones, nadie leerá o escuchará jamás más allá de los acordes ofrecidos por el instrumento musical en cuestión.
Una preciosa presentación que tendrá continuidad en el tiempo, ya que los poetas que dejan leer sus versos se exponen a estar siempre en nuestros corazones y en nuestros propios sentimientos.
Una gran muestra de la gran calidad artística de la que gozamos en la Sierra Oeste de Madrid.
EL LLANTO DE DESAMOR DE LOS HOMBRES
Es burda y torpe mentira
decir que el hombre no llora
si el desamor, largo estira,
y lo mira y lo remira
y alejado de él se escora.
Llantos que en la madrugada
anegan de agua los ojos
donde un hueco de almohada
nos muestra desvencijada
una cama de despojos.
Sentir ausencia de besos
y unos dedos que acarician
y rastros de amor impresos
de los que ya son decesos
de amores que se malician.
Bañar el sudor la frente
y estar las manos crispadas
y ver que muerto y yacente
vive un amor que durmiente
da voces desesperadas.
Y apagar la llamarada
que en el corazón se vierte
cuando la mujer amada
que ha sido idealizada
se aleja y nos da la muerte.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho