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Nuestras bibliotecas, inversiones de futuro

  • Tres bibliotecas de la comarca han vuelto a merecer el premio María Moliner al fomento de la lectura.

Mucho se habla de la utilidad de las bibliotecas en tiempos de tecnologías cada vez más vertiginosas y datos infinitos a golpe de tecleo. Y sin embargo las bibliotecas siguen siendo fundamentales. Rincones de desarrollo cultural de primera necesidad, especialmente en municipios rurales. Hace solo unos días que conocemos que tres de nuestras bibliotecas: la Biblioteca Municipal Antoniorrobles de Robledo de Chavela, la Biblioteca Municipal de Chapinería y el Centro de lectura de Aldea del Fresno han vuelto a merecer uno de los 300 premios nacionales María Moliner al fomento de la lectura, entregados una vez al año. Para hablar de bibliotecas, de su utilidad en la actualidad y de los desafíos a los que se enfrentan día tras día reunimos en el Centro de lectura Carmen de la Rocha de Cenicientos a las tres bibliotecarias galardonadas: Mónica Fraile, Fátima López y Alicia Gutiérrez con Yolanda Fermosell, responsable habitual del rincón bibliotecario más reciente de nuestra comarca.
La conversación, desarrollada en la Sala Quijote, comienza con una pregunta obligada y que provoca risas más o menos contenidas, ¿son inútiles hoy las bibliotecas? Mónica Fraile es la primera en responder de manera categórica, “evidentemente no”, Alicia aumenta, “en un entorno rural como este en el que trabajamos nosotras la animación a la lectura y acercar al niño, al joven y al adulto a leer y a utilizar su biblioteca es muy importante. Hay muchas personas que no tienen la oportunidad de tenerlo en casa, por eso somos necesarias”. Mónica, que además participa en el movimiento Bibliotecas Rurales de la Comunidad de Madrid añade que “las bibliotecas, tal y como están concebidas ahora, no son centros en los que se almacenan libros, que es la idea que tiene mucha gente. Lugares donde cogen polvo y hay una persona que se encarga de limpiarlos y sacarlos de vez en cuando… eso, quizás, sí sería inútil, pero las bibliotecas de hoy en día, desde hace mucho tiempo, somos otra cosa. Somos rincones vivos donde la gente va a sacar libros, claro, pero también hace muchísimas más cosas, tenemos internet, tenemos todos los medios que nos permiten los políticos y los ponemos a disposición de todo el mundo para que se disfruten, ofrecemos actividades… y en el medio rural somos muy necesarias, porque podemos unificar muchísimos servicios, que en poblaciones grandes se desarrollan de otra manera o se compartimentan más, pero que aquí se ofrecen casi siempre desde las bibliotecas”.
Una biblioteca, nos comentan, es un espacio de ocio, información, formación, animación y comunicación. Ya no son esos lugares en los que una persona te pedía continuamente silencio y quietud, aunque “hay personas que te lo piden”, nos comenta Fátima. Una de las guerras que tienen que combatir diariamente las bibliotecas es la de las personas que “creen que la biblioteca es para ellos y no se dan cuenta de que las bibliotecas públicas tienen que hacer más cosas”. Es muy complicado gestionar el espacio y la actividad en centros pequeños y compactos como los que tenemos en las bibliotecas de la comarca, donde no se pueden independizar las zonas y donde hay que trabajar siempre con espacios comunes y, en muchas ocasiones, no demasiado grandes. “A veces tengo que mandar callar a los chicos y chicas que vienen por las tardes y no sé si lo estoy haciendo bien”, dice Yolanda, la responsable de biblioteca más reciente de la Sierra Oeste. El resto asiente y sonríe, como si pensaran en todas las ocasiones en las que tienen que hacer lo propio. Porque aunque las bibliotecas sean mucho más que silencios y quietudes, tampoco son rincones en los que pueda haber un ruido excesivo.
“Creo que las bibliotecas sí que son importantes. Aquellos que dicen que no lo son, o eso creo yo, son aquellos que no aprecian demasiado la lectura y la cultura. Especialmente es importante acercarlas a los chavales que no tienen tantos medios como otros”, es Yolanda quien argumenta en esta ocasión, “aquí, en Cenicientos, vienen muchos niños marroquíes que no tienen en casa tantas posibilidades como otros niños del municipio y que aquí estudian, leen o hacen los deberes”. Algo que ocurre en casi todos los rincones de nuestra zona, solo hay que darse una vuelta cada tarde por las bibliotecas y centros de lectura para ver que hay muchos niños y niñas que no trabajarían ni harían los deberes cada día de no ser por las bibliotecas rurales. “Los ciudadanos de cada municipio sí que consideran importantes sus bibliotecas”, afirma Fátima, que lleva muchos años al frente de la Biblioteca Municipal Antoniorrobles, toda una institución en el municipio.
La repercusión social de una biblioteca puede ser invisible en aquellos municipios en los que lleva mucho tiempo abierta o donde es ya una realidad muy asentada, por eso pregunto a Yolanda cómo está siendo esa repercusión en Cenicientos, “en general todo el mundo está encantado” responde con ilusión, “lo que pasa es que cuesta un poco, a los vecinos les está costando venir a usarla, muchos aún no saben ni cómo visitarla o qué tienen que hacer. Hay que explicar mucho y que todo el mundo entienda el valor de este centro. Socialmente es importantísimo. Tenemos que llegar aún a más personas”. Una de las labores del bibliotecario es esa, dar a conocer su centro y todo lo que se puede hacer en ella y desde ella.
Las bibliotecas en nuestros municipios sirven también para poner en valor nuestra historia, nuestra riqueza geográfica y personal. Eso es algo que se hace mucho y muy bien desde las bibliotecas, una labor que “hace pueblo”. La interacción y colaboración entre ayuntamientos y bibliotecas también es fundamental, un buen trabajo en conjunto hace que nuestros municipios sean todavía más fuertes y estén más cohesionados. “A veces hay quien piensa que las bibliotecas van por su cuenta y no es así, tenemos un presupuesto del ayuntamiento, somos un servicio municipal”. Algo con lo que tienen que lidiar las bibliotecas cada año es con el mantenimiento de esos presupuestos y con las facilidades o dificultades ofrecidas por cada consistorio y por los diferentes alcaldes o concejales de cultura que trabajan tras cada nueva legislatura, “a veces parece que la cultura está muy bien a la hora de encontrar votantes, pero luego hay quien olvida todo lo necesaria que es realmente”.
La asistencia de niñas y niños es importante, pero no son los mayores usuarios de las bibliotecas, además, la instauración del PIC (el préstamo intercentros, con el que se puede coger y dejar un libro en cualquiera de las bibliotecas adheridas de la Comunidad de Madrid con un único carnet de usuario) ha supuesto todo un paso adelante en el último año y un aumento muy grande de visitantes y préstamos diarios. Estudiantes, adultos, personas mayores… todo el mundo usa nuestras bibliotecas y se aprovecha de todas las actividades que se realizan en ellas y que sirven para socializar y unir al municipio. Alicia nos cuenta su experiencia con niños pequeños y con las personas mayores de la residencia de Aldea del Fresno, donde acude a leer cada quince días.
Buena parte del trabajo bibliotecario realizado diariamente depende de la voluntad, ilusión y ganas de las personas responsables de las bibliotecas. Nadie cobra horas extra o un plus por realizar las actividades con las que dinamizan sus centros, tampoco esos proyectos o papeleos interminables que hay que presentar para poder conseguir subvenciones o premios como el María Moliner. La biblioteca podría ser un rincón en el que nunca o casi nunca pasara nada y sin embargo, al menos en la inmensa mayoría de centros bibliotecarios repartidos por nuestra Sierra Oeste es casi imposible encontrar una semana en la que no haya alguna actividad. Es algo que parece ir adherido en el ADN de las bibliotecas y de las personas que trabajan en ellas. Hay quien ve esas actividades como elementos de competencia con otras actividades o incluso como adornos innecesarios… pero tener bibliotecas saludables y activas es una suerte para nuestros municipios. Y que funcionen tan bien como lo hacen es una auténtica fortuna y algo por lo que estar contentos cada día.
¿Para qué se usan las bibliotecas?
Entre todo lo que se ha ido comentando a lo largo de la charla Fátima destaca que “son un punto de comunicación muy importante. Van más allá de lo que es un ofrecimiento literario. Es un punto de comunicación entre personas que se debe ir moviendo con los tiempos, no pueden quedarse ancladas, ni de fondos, ni de material y por supuesto, tampoco en otros aspectos. Tienen que ir de la mano con la sociedad, es muy importante. Si a esto añades la riqueza de tu municipio… estarás haciendo un buen trabajo”.
Hay quien se piensa que las bibliotecas solo tienen que tratar asuntos literarios, “si no vas a contar un cuento ¿por qué en la biblioteca?” han llegado a escuchar algunas de nuestras invitadas en ocasiones, aunque esté muy claro que una biblioteca va más allá de lo literario y que es más bien un rincón de dinamización cultural y social de todo tipo. “Aunque”, ofrece Mónica, “todo cabe en un libro y si todo cabe en un libro cualquier cosa que hagamos cabe en una biblioteca, cualquiera de nuestros talleres, conferencias, clubes, y actividades sirven, además de para muchas otras cosas, para fomentar la lectura”.
“Las bibliotecas también son espacios para que cualquiera los pueda usar y realizar actividades. Personas que saben hacer algo y se lo enseñan a los demás, pero también hay otras que simplemente necesitan un rincón calentito en el que leer durante el invierno o usar internet. Personas que no pueden acceder económicamente a un libro, a un periódico diario, a tener una conexión adsl… para todas estas personas también estamos las bibliotecas”.
Una biblioteca es un espacio universal, abierto a todo el mundo, tenga la creencia, la procedencia o la idea que tenga. La biblioteca es nuestra, de todos nosotros. Una biblioteca fuerte en nuestro pueblo es síntoma de salud cultural y de firmeza social. Cuidemos las bibliotecas y trabajemos entre todos para que el año que viene muchas de ellas sean merecedoras de los premios que demuestran que han trabajado por todos nosotros y que hemos contribuido a que ese trabajo sirva para algo más que para merecer un galardón.

Javier Fernández Jiménez.

 

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