Los lunes por regla general, las mujeres iban a lavar la ropa. Por la mañana recogían toda la ropa sucia de la semana y la metían en un covanillo (cesto de mimbre). También cogían el banquete para ponerse de rodillas para lavar.
Si se iba al arroyo y cuando llegabas, si estaban ocupados los charcos, tenías que hacerte uno y poner una piedra de lancha para poder lavar. Primero jabonabas la ropa y la restregabas hasta que las manchas se iban quitando. Luego la echabas al sol, según veías que estaba blanca, la aclarabas y la tendías.
Así que para lavar un covanillo de ropa nos tirábamos todo el día hasta la tarde, que ya la recogíamos seca.
Por un lado se trabajaba mucho pero por otro se pasaba muy bien porque se juntaban unas cuantas vecinas e iban todas juntas. A la hora de comer cada una ponía lo que llevaba y se compartía entre todas.
Margarita Santiago.
FOTO: L. Ayuso.
SIN DAR PUNTADA SIN HILO
Epigrama
“Bienaventurados nuestros imitadores
porque de ellos serán nuestros defectos”.
D. Jacinto Benavente.
Por cierto la foto no es de L.Ayuso.
Sin dar puntada sin hilo
harto eres pedigüeña,
y engañosa cigüeña
sin niño en el pico al filo.
Y como a lilas del lilo,
Mari Tormes de la venta
has estado muy avarienta,
y has engañado a Quijotes
que han quedado como zotes
sin toros en la reventa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho