Puede que haya momentos más socializadores en un pueblo pequeño que un funeral casero, de esos de antes, en los que uno tiene que acoger en su casa a todo el pueblo, uno de esos funerales que aún se realizan en algunos municipios españoles, donde el duelo se une con la privacidad, los chismorreos y las críticas a los ausentes, además del debido luto y respeto, se desarrollan en un ambiente menguado, quizá agobiante en ciertos casos, pero siempre en un entorno conocido y con tu gente.