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Enfermedades mentales en la pandemia, por Jaime Amor Valero

La pandemia ocasionada por la COVID-19 ha afectado a nuestro día a día, condicionando la vida cotidiana, las relaciones sociales y rutinas, tal y como la concebíamos anteriormente. La necesidad de vivir un periodo de confinamiento domiciliario y posteriormente adaptarnos a una nueva normalidad no ha resultado sencillo y ha supuesto un motivo de estrés en la población.
A nivel sanitario se ha observado un empeoramiento global en el control de las enfermedades crónicas (aquellas que requieren un seguimiento periódico), entre las que se encuentran las enfermedades mentales. Un elevado número de pacientes ha tenido una evolución negativa en el curso de sus patologías, apreciándose en las consultas con mayor frecuencia cuadros de ansiedad, sintomatología depresiva, insomnio y estrés, incluso en pacientes que no habían padecido antes estos síntomas.

¿Qué relevancia tienen las enfermedades mentales?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su constitución afirma que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, de modo que se considera al estado mental como una parte relevante de la salud capaz de aportar al individuo la capacidad de adaptarse al estrés de la vida, trabajar de forma productiva y contribuir a la comunidad.
Las enfermedades mentales, condicionan la calidad de vida de las personas (y frecuentemente la de sus familiares), interfiriendo en su bienestar. A nivel de Europa, llegan a suponer la segunda causa de discapacidad y su relevancia es especialmente impactante en aquellos trastornos que asocian un mayor deterioro, como puede ser el caso de la esquizofrenia, en la que la esperanza de vida media puede llegar a reducirse en 10 años respecto a la población general. En los últimos años, también hemos experimentado el dramático aumento de los casos de suicidio, con tasas preocupantes en jóvenes.
Estos datos revelan la profunda necesidad de abordar el adecuado control de las enfermedades mentales, por su interferencia en la calidad de vida de los pacientes, así como en el incremento de años de vida potencialmente perdidos.

¿Cómo afecta la pandemia al estado emocional?
Diversos aspectos asociados a la actual pandemia, como son el impacto de las noticias en los medios de comunicación, el temor a la infección y un posible daño por la salud, la afectación de familiares y personas cercanas, el fenómeno del confinamiento o las restricciones a la movilidad, han supuesto un condicionante negativo que ha generado cambios en las personas, incrementando su estrés y diversas emociones negativas.
Podemos afirmar de una manera generalizada que el estado de ánimo de la mayoría de las personas se ha visto afectado respecto tiempos anteriores a la pandemia: tanto en personas con antecedentes de trastornos mentales como en aquellos que no los padecían, se ha apreciado de manera global en la práctica clínica un empeoramiento del estado emocional.
Entre los factores que se detectan podríamos considerar la falta de adaptación a las diferentes situaciones que la pandemia ha ido generando, siendo la alteración de la atención sanitaria uno de los desencadenantes de esta situación.

¿Qué población se ha visto más afectada?
Diversos estudios han analizado las poblaciones donde ha existido un mayor retroceso en el curso de las enfermedades mentales durante la pandemia, permitiendo identificar factores de riesgo en la población general.
La OMS, ha publicado informes donde refleja el incremento de los problemas de salud mental en población europea con especial repercusión en la ansiedad y el estrés percibidos por los pacientes. Se estima que aproximadamente una tercera parte de la población adulta ha presentado en este periodo momentos de angustia.
Otros datos referentes a la población española, aportados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) expone que cerca del 6% de la población ha consultado en los últimos meses a algún profesional de salud mental (presentando el 40% de los pacientes que consultaron ansiedad y el 35% síntomas depresivos).
Las mujeres, han sido un grupo especialmente desfavorecido por este fenómeno de aumento de estrés y empeoramiento emocional, según los datos aportados por algunos estudios, y factores como la desigualdad social, discriminación por género, responsabilidad en el hogar o violencia de género han sido identificados como determinantes de esta situación.
El nivel socioeconómico ha resultado determinante como factor que ha marcado una mayor vulnerabilidad en clases inferiores: se identificaron síntomas como decaimiento, depresión o falta de esperanza con mayor frecuencia en pacientes de clases con poder adquisitivo bajo (hasta el 32% frente al 17% en pacientes de clase media).
Presentar el antecedente de una enfermedad mental ha sido un condicionante para tener una mayor afectación en este periodo de tiempo: alrededor del 20% de los pacientes que ya estaban diagnosticados de algún trastorno mental necesitaron aumentar la dosis de tratamiento farmacológico para estas patologías.

¿Qué trastornos han sido los más afectados?
Los datos publicados en diferentes estudios confirman una mayor aparición de trastornos por estrés postraumático en relación directa con la pandemia. El impacto de las distintas olas de incidencia sumadas al aislamiento social, los periodos de cuarentena y la gravedad en algunos casos de la enfermedad han determinado una falta de adaptación en algunos pacientes que han llegado a padecer síntomas que influyen directamente en su actividad diaria.
Los cuadros clínicos con disminución del estado de ánimo, depresión y apatía también han experimentado un aumento en este periodo, apreciándose una mayor necesidad de apoyo desde las consultas y requiriendo con frecuencia incrementar las dosis de las medicaciones previas.
Casos como los trastornos de la alimentación, habitualmente secundarios a síndrome de ansiedad han incrementado su frecuencia de aparición en las consultas en los últimos meses, respecto a momentos previos al inicio de la pandemia.

¿Cómo podemos afrontar la actual situación emocional?
Actualmente, gracias a la evolución favorable de la pandemia, se esta retornando a un estado de mayor normalidad en el sistema sanitario, y se están recuperando muchas de las consultas de seguimiento de pacientes crónicos.
Es muy importante que todo paciente que tenga un tratamiento crónico, independientemente de su dolencia, consulte a su medico de atención primaria (si no lo ha hecho tras el inicio de la pandemia) para evaluar su situación individualizadamente y estudiar el tratamiento médico que sigue, ya que en ocasiones puede requerir cambios o ajustes de dosis, así como otros aspectos (necesidad de derivar a otros especialistas, controles analíticos, establecer el seguimiento periódico).
Particularmente, en aquellos pacientes con enfermedades mentales, conviene conocer la evolución que han tenido en estos últimos meses, si ha existido empeoramiento o si se requiere seguimiento en la consulta del especialista en salud mental (psiquiatra o psicólogo clínico).
Es fundamental que el paciente sea consciente del apoyo que puede recibir a través de su centro de salud (tanto en la consulta de medicina como en la de enfermería) como primera aproximación al seguimiento de su proceso.
En ocasiones los pacientes, además del seguimiento profesional, necesitan el sustento de un entorno favorable para mejorar su bienestar mental. Tiene un valor capital que exista un adecuado apoyo por parte de los familiares mas cercanos o convivientes, tanto para alentar al paciente en los momentos de mayor dificultad como para alertar (ejerciendo de centinelas) ante posibles episodios de evolución negativa del cuadro.
El paciente tendrá que aprender a reconocer los momentos de empeoramiento de la enfermedad y ser consciente de los mismos: ante la aparición de estados de desánimo, tristeza excesiva, falta de motivación injustificada, insomnio, ansiedad, irritabilidad, cambio en la percepción de las relaciones sociales, dificultad para disfrutar o necesidad de mayor cantidad de fármacos para el tratamiento de los estados de animo, es necesario consultar a un profesional sanitario para evaluar si es conveniente introducir modificaciones en la terapia.
Un aspecto clave para los pacientes con enfermedades mentales es concienciar de la importancia de desmitificar los trastornos mentales y superar el tabú que pueden llegar a suponer. Como se ha descrito anteriormente, el bienestar mental es una parte fundamental de la salud. Este tipo de trastornos afectan con gran frecuencia a la población en algún momento de sus vidas y no deben ocultarse por temor a lo que pensarán otras personas o por sentimientos de fracaso o vergüenza. La adecuada valoración de estos problemas de una forma precoz puede contribuir de manera decisiva a la mejoría en la calidad de vida del paciente y en el acortamiento de su recuperación.

Conclusión
Es indiscutible el impacto que la pandemia ha tenido en la salud mental de la población, así como la necesidad de recuperar el control de las enfermedades mentales tras este periodo. Para superar esta crisis, la atención sanitaria desde atención primaria y el apoyo por el entorno social del paciente son pilares fundamentales en su recuperación.

Jaime Amor Valero es médico de Familia del Consultorio Local de Salud Aldea del Fresno.

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