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Un rayo de esperanza tras el devastador incendio

  • La capacidad de regeneración natural del terreno quemado en Almorox, Cadalso de los Vidrios, Cencientos y Rozas de Puerto Real este verano  debería tenerse en cuenta ante la repoblación.

Pasados ya unos meses del incendio forestal que arrasó parte de los términos de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Rozas de Puerto Real y Almorox nadie, como era de esperar, asumió responsabilidades de tipo penal (una vez entrados en este proceso todo se desvía a la defensa individual de cada responsable olvidándonos del hecho en sí), ni tampoco nadie tomó la iniciativa de crear una mesa de estudio y examen minucioso de lo ocurrido para que todos hubiéramos tenido la posibilidad de aprender: administraciones competentes, empresas, propietarios etc, y así, de esta forma poder sacar conclusiones de cara a un futuro con más prevención y saber cómo actuar mejor.
Quien les escribe aún se encuentra pendiente de acudir al juicio del incendio de julio de 2013 en la zona que arrasó lugares comunes y que en condiciones meteorológicas claramente más livianas, de intervención inmediata (esta vez sí) y con helicópteros cogiendo agua de la presa de La Alberca, igualmente se escapó con situaciones dantescas en Cadalso de los Vidrios llegada la noche. Me reafirmo en la exposición de mi artículo anterior en el cual daba a entender que la vía penal no servía para nada en el sentido de aprender. Pero de la misma forma nadie con responsabilidad y competencia para ello ha tomado la iniciativa para poder extraer conclusiones. Una pena, sin duda. Desde 2013 han pasado ya unos años y todavía no se ha celebrado el juicio. Tampoco hemos tenido la posibilidad de aprender de aquel incendio.

Brotes de castaño de 3 metros de altura.

Pero sin duda, lo que más nos interesa ahora es el presente y el futuro, son las actuaciones que se vienen sucediendo, si son correctas o no, si existe capacidad de regeneración natural de nuestros montes, etc. Antes de nada, hagamos un repaso histórico de los incendios en la zona en el presente siglo, pues nos ayudará a extraer conclusiones.

30 de julio de 2002: Un incendio que parte del antiguo vertedero de Cadalso de los Vidrios junto a la M-507, muy cerca del casco urbano, se extiende como la pólvora en dirección sur debido al fuerte viento reinante. Esta vez, el fortísimo viento, de componente norte, resultó ser el factor determinante de la rápida extensión del incendio ya que las temperaturas apenas alcanzaron los 30ºC. Llegó a los términos de Paredes de Escalona e incluso a Aldeancabo de Escalona quedando prácticamente en el casco urbano del primero. Arrasó zonas que igualmente se volvieron a quemar en los posteriores incendios de 2013 y 2019. Este dato es muy importante porque nos ayudará a entender el comportamiento de la vegetación tras los incendios y así determinar cómo actuar en su recuperación.
En este incendio comprobamos atónitos cómo políticos de la CAM banalizaban sobre el tipo de vegetación quemada, usando y jugando con la terminología de monte bajo. Normalmente tenemos una tendencia a asociar ‘monte bajo’ con un ecosistema o una vegetación menor sin importancia. No vamos a descubrir que hasta la hierba más pequeña del camino es de vital importancia para sostener la naturaleza tal y como la conocemos. Monte bajo es aquel que aún no tiene capacidad de reproducirse, es decir, no está maduro en sus frutos y semillas y nada tiene que ver con el tamaño o altura de sus especies vegetales. Pero se usa tendenciosamente para restar importancia a la superficie quemada que en este caso arrasó miles y miles de encinas e incluso pinos piñoneros (zona del paraje conocido como Tabalón) de porte y altura considerables. Una zona en la que ya se venía haciendo patente el abandono agrícola con la extensión progresiva del monte.

18 de julio de 2013: Una máquina desbrozadora de cunetas provocó un nuevo incendio en la zona (M-542 muy cerca del cruce con la M-544) que partiendo del término de Cenicientos se adentró en la provincia de Toledo y en Cadalso de los Vidrios. Arrasó zonas ya quemadas en el incendio de julio de 2002. Tuvo una intervención inmediata llegándose a cruzar, incluso, los medios de extinción con la máquina desbrozadora huyendo del lugar. Nada pudo evitar que, a pesar del esfuerzo de los medios y el inmediato aviso una vez más del vigilante de la Peña de Cenicientos, el incendio se descontrolara y más aún cuando llegó la noche. Las condiciones meteorológicas no eran buenas a pesar de ser más livianas que las del incendio de 2019. Un espectáculo aterrador se podía observar desde el puesto de vigilancia del retén de incendios de Cenicientos que arrasaba todo lo que se ponía a su paso. Nuevamente, la dispersión de casas construidas, muchas de ellas ilegalmente, provocaba que los medios las defendieran perjudicando así a la vegetación. Pudimos ver cómo se quemaban miles de encinas ya regeneradas de forma natural a pesar del anterior incendio, dato importante como hemos comentado, aún pendientes del juicio. Insistimos en la cuestión de que se volvieron a quemar zonas ya arrasadas, pues esto nos ayudará a tomar decisiones de cara a las acciones de recuperación del monte.

29 de julio de 2019: Y llegó el gran incendio que partiendo de Almorox se adentró en la Comunidad de Madrid en los términos de Cadalso de los Vidrios, Cenicientos y Rozas de Puerto Real. Las condiciones meteorológicas eran mucho más extremas que en los dos incendios anteriores con un juego de vientos locales que no hicieron más que empujar el incendio a zonas no quemadas día tras día. Igualmente arrasó zonas ya quemadas en los incendios anteriores que “ya estaban regeneradas de forma natural”.
Debemos aclarar que el comportamiento de la vegetación en estas zonas no puede ser extrapolable a otros puntos de la Península pues cada lugar es diferente. Hablamos de una zona que por sus propiedades orográficas, meteorológicas y climáticas tiene una capacidad de regeneración realmente sorprendente y esto deben conocerlo los gestores de los montes.
Pero este incendio se adentró en zonas muy sensibles para los vecinos de Cadalso de los Vidrios y Cenicientos y se llevó por delante zonas muy importantes de sus respectivas “Peñas”. ¡¡¡Quién iba a pensar que un día arderían las dos “Peñas” en un mismo incendio forestal!!!
La transformación de la actividad agrícola, o mejor dicho, el abandono de la misma, provoca en estas zonas un aumento considerable e imparable de la masa forestal; de ahí el dicho popular de que estos términos tienen una sola “cerilla”, pues la continuidad del combustible vegetal es total.
Hasta ahora la mayor parte de la superficie quemada en los incendios en cuestión, eran de titularidad privada. En este último incendio el fuego ya penetró en montes de titularidad pública. Los montes denominados de utilidad pública son propiedad de los Ayuntamientos correspondientes, pero las actuaciones a realizar, los “pliegos técnico facultativos,” la gestión de los mismos, son competencia de la Comunidad de Madrid y es esta, a través de la Consejería de Medio Ambiente, quien decide las actuaciones a realizar. (Los beneficios de aprovechamientos forestales como por ejemplo piñas o cortas de madera pertenecen a los ayuntamientos).

Llegados a este punto, y solo en los montes de titularidad pública, son los técnicos de medio ambiente quienes deciden después del incendio las actuaciones correspondientes: qué madera cortar, cuánta superficie limpiar y cómo repoblar. Estamos asistiendo a críticas de la gestión de cortas supuestamente excesivas en el monte público de Cenicientos, por ejemplo. Al respecto me consta que en la propia Consejería de Medio Ambiente y entre sus técnicos existen diferentes sensibilidades de cortar más o menos maderas con sus argumentos correspondientes. No son matemáticas y por lo tanto nada es absolutamente certero; pero son ellos las personas competentes en esta materia.
Lo que sí denuncio públicamente es la ausencia total de comunicación entre los técnicos forestales y los agentes forestales. Hace años pertenecían a la misma Consejería y hoy los agentes forestales ya no están en la Consejería de Medio Ambiente. No se ha pedido opinión alguna a los que están todos los días en el monte y que por ello lo conocen de una forma más íntegra. No es de recibo esta falta de comunicación pues el primer perjudicado es el monte.

Las encinas también tienen gran capaciad de regeneración.

Analizados los tres incendios de este siglo en una misma zona podemos sacar conclusiones muy importantes como son las capacidades de regeneración de determinadas especies. Es tan sencillo como pararse a escuchar lo que la propia naturaleza nos dice. Tan sencillo como eso.
De las zonas de encina, en los tres incendios, y coincidentes mayormente con fincas privadas, observamos una capacidad de regeneración natural que no necesita de repoblación alguna, pero sí ayudas, subvenciones para mantener las fincas limpias…
En las zonas públicas (aunque no exclusivamente) la vegetación quemada principalmente han sido pinos piñoneros en Cadalso de los Vidrios y pinos resineros y castaños en Cenicientos.
Repoblar es una actividad difícil en sí misma pues depende de una serie de condicionantes varios que deben alinearse para que sea una excelente repoblación. Muchos vecinos de los pueblos citados recordaran, porque trabajaron en ella, una repoblación de pino piñonero (Pinus pinea) en el término de Cadalso de los Vidrios tras el gran incendio del 7 de septiembre de 1994 afectando también al territorio de San Martín de Valdeiglesias. Es la mejor repoblación que yo he conocido y la más exitosa. Pero esto no siempre es así. Se realizó en zona pedregosa con escasa regeneración natural. Esto da una pista de cómo actuar en la zona de pino piñonero.
En Cenicientos la sensibilidad popular se ve afectada por la desaparición y posible corta excesiva de los pinos resineros (Pinus pinaster). Debemos estar tranquilos al respecto porque este pino tiene una capacidad de regeneración natural muy considerable. Los incendios los benefician puesto que es una especie en la que sus piñas se esparcen con el fuego. A pesar de ser un pino autóctono en la Península es considerada una de las especies más invasoras porque ahoga el resto de especies. Incluso pueden ahogar y matar encinas centenarias. En el paraje conocido como El Hoyo, donde los coruchos celebran su romería, si uno se adentra en el monte podrá ver zonas donde este pino nace como un fino hilo debajo de una encina, supera la copa de la misma y una vez superada extiende la suya ahogando a la encina. Va colonizando todo tipo de hábitats y ecosistemas. (Hablamos de esta zona en concreto)
El pino resinero de Cenicientos alimentó a varias familias durante muchos años. Pero el monte se agotó y a mediados de los 70 se abandonó tal actividad. Con este abandono, y principalmente en la umbría del monte público, los castaños comenzaron a regenerar por sí mismos. Los forestales de la zona junto con los técnicos comenzaron una serie de cortas progresivas del pino ya agotado para favorecer el castañar.
Hago un homenaje al que conocimos como el Tío Epi, un maderero sabio, integrado en la naturaleza y vecino de Sotillo de la Adrada, que con sus cerca de 90 años seguía yendo al monte. Él mismo me dijo que el castañar de Cenicientos llegaría a ser un excelente castañar referente de la zona, por su ubicación y su desarrollo. Me lo decía la voz de la experiencia.
Pues bien, a la semana del incendio comenzaron a salir brotes de castaños pese a la virulencia del mismo y a pesar de que en mi serie de precipitación era el año natural más seco desde 1996. Condiciones muy extremas que no evitaron el repunte de los castaños en sus cepas. Al mes del incendio prácticamente el cien por cien de los castaños había brotado como mostramos en la fotos. Incluso uno de ellos sobrepasando los 3 metros de altura en sus brotes. El castaño es de crecimiento rápido puesto que de un año a otro tenemos crecimientos de más de 2 metros. ¿Repoblar en esta zona?. Es tan sencillo como sentarse y observar la capacidad de regeneración de la vegetación existente.
Miren y aprendan de la propia naturaleza, salgan de los despachos y comprueben que hay motivos para la esperanza. Junto con los brotes de castaño y a pesar de la dureza extrema del verano y de la fortísima sequía, brotaron encinas, robles, guindos, cornetas, salicáceas, quejigos torviscos… Es que incluso, un pequeño olivar arrasado por el fuego en frente de la pista donde comienza la subida a Las Albercas está brotando. Dejen que el monte les guíe y tan solo ayuden limpiando y favoreciendo la propia regeneración natural que en este monte es asombrosa. Aprendan del monte.
¿Hay motivos para la esperanza? Sí, sin duda. No lo estropeen.

 

Emilio Pacios.

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