Sofonisba Anguissola fue la primera mujer pintora con éxito en el Renacimiento, pionera en su tiempo y ejemplo para otras pintoras posteriores. Esta italiana llegó a ser pintora de la corte de Felipe II y se convirtió en dama de compañía de la reina, Isabel de Valois. Entre sus cuadros más famosos, atribuidos anteriormente a hombres, está “El retrato de Felipe II” y “El retrato de Isabel de Valois sosteniendo un cuadro de Felipe II”, además de sus autorretratos, “El Juego del ajedrez” y su “Retrato de familia”.
En su viaje por la zona de Ávila en 1836 para recoger los objetos de arte de la zona, Julián de Zabaleta recogió los cuadros de Juan Correa de Vivar en el Monasterio de Guisando y en el de Santa María la Real de Valdeiglesias y, entre el resto de cuadros, había uno titulado, según consta en el inventario depositado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, “Nuestra señora de la novena, pintada por Sofonisba”. Además de en este inventario, el cuadro aparece citado de la misma manera (con el mismo asunto y la misma atribución) en un inventario de las obras procedentes de Valdeiglesias trasladadas al depósito de la iglesia del Convento de la Trinidad el 14 de abril de 1836, en el que se especifica (dato muy importante) que el cuadro es “bueno” por José de Madrazo y que la tela iba sin bastidor.
Sabemos que fue una época complicada por los cambios de gobierno y la pugna entre la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por hacerse con el control efectivo del Convento de la Trinidad. A lo que se suma la falta de financiación y, según se relata en el libro de Javier López de Lopera “El Convento de la Trinidad en el Museo del Prado”, que entre el año 1836 y 1838 había en el lugar donde se depositaban las obras desamortizadas unas condiciones muy precarias de seguridad. Esto provocó se produjeran diversos incidentes y se prohibió la entrada a Madrazo en 1838 con algún visitante extranjero.
¿Qué sabemos del cuadro una vez que llegó al Convento de la Trinidad, después llamado Museo Nacional? El 24 de junio de 1838 se inauguró el Museo con 516 pinturas en exposición, pero uno de los elementos que más destacó la prensa de la época fue la sillería del coro del convento de Pelayos de la Presa. Unos cuadros del listado de Zabaleta, al menos 6, fueron expuestos. Sin embargo, el citado de Sofonisba ya no vuelve a aparecer en ningún inventario y se pierde el rastro documental hasta la actualidad.
En los últimos años la popularidad de Sofonisba se ha incrementado de manera notable y prueba de ello es la exposición en el Museo de Prado sobre su obra y la de Lavinia Fontana, que es posible visitar hasta el próximo mes de febrero. La Comisaria que ha organizado esta exposición, Leticia Ruiz, también jefa del Departamento de Pintura Española hasta 1500, me informó que el citado cuadro de Sofonisba “podría tratarse de una copia de La Virgen del Silencio de Lavinia Fontana, cuyo original se halla en El Escorial. No descarto tampoco que fuera un Sofonisba inédito y sin localizar, pero no tengo más datos.” Además, la iconografía de la Virgen de la Novena es posterior al tiempo de vida de Sofonisba y el cuadro pudo ser atribuido posteriormente a otro autor.
Una posible teoría de cómo pudo llegar un cuadro de Sofonisba al convento de Pelayos es que Isabel de Valois visitaba Toledo de forma frecuente. A buen seguro conoció la importancia y el poder del Monasterio de Pelayos de la Presa en aquella época y es posible que se encargara un cuadro a Sofonisba. Debía ser bastante evidente que Sofonisba era la autora como para que Zabaleta y Madrazo lo indicaran tan claramente en los inventarios. Lo más probable es que el cuadro fuera vendido a un coleccionista privado y extranjero. Sofonisba no se prodigó en cuadros religiosos por lo que, de hallarse ese cuadro, el descubrimiento tendría una enorme importancia cultural e histórica y aumentaría la relevancia del Monasterio de Pelayos de la Presa.

Mario Cuellar, concejal de Unidas Podemos-IU en Pelayos de la Presa