El fin de año en Navas del Rey es distinto al de la mayoría de las poblaciones españolas, tal vez porque es la celebración que más une a sus vecinos, porque se mantiene por la sentida ilusión de los jóvenes, por los cuantiosos aguinaldos voluntarios de sus habitantes, o simplemente porque el día de Las Ramas que celebran los Quintos es un sentimiento de tradición arraigado desde las cámaras de carrete en blanco y negro que dejaron las eternas imágenes que parecen láminas de carboncillo para exposición de la historia de un pueblo.

En los días previos ya se vive cierta agitación en el municipio con los intensos preparativos para que nada falte a la multitud participante. Quintos y ayudantes, antes candidatos al obligatorio servicio militar, ahora no renuncian a la celebración transmitida por sus padres que a su vez absorbieron de los suyos la ilusión y responsabilidad de ser protagonistas del fin de año, ofreciendo a todo un pueblo una fiesta en la que todos participan y mantienen.
Gran poder de la ilusión interior que mueve el engranaje del programa de actividades al que solo le faltan horas para dormir, porque comienza en la noche del 30 de diciembre con un pueblo en la calle entre música y explosiones no solamente de pólvora, también de alegría popular que se prolonga hasta la madrugada. Al alba se desplazan hasta el lugar en el campo donde esperan los camiones que serán cargados de ramas hasta rebosar a lo alto y ancho, gracias a la colaboración de tractoristas, cortadores, acarreadores y manos voluntarias que no solamente acarrean ramas sino que preparan y reparten el almuerzo entre todos los allí presentes.
El trayecto por el pueblo de los camiones cargados de ramas, con quintos y ayudantes subidos en todo lo alto, es el momento cumbre de la celebración junto con la descarga en la plaza donde serán encendidas a media noche para prender la mecha del nuevo año.
La misa de Año Nuevo con las caras de sueño, orgullo de celebración, dan paso al recorrido por todo el municipio al son de la rondalla para recoger los donativos de vecinos generosos y agradecidos porque un año más la tradición se ha cumplido.