- El Eco-Festi-Bal que eleva los sones del folk europeo como instrumento de integración cultural.
Una primavera más, y ya van cuatro, Valdemorillo está a punto de convertirse en el mejor escenario donde disfrutar del bal folk, la música que pone literalmente en danza la tradición, entre acordes de unos y otros grupos, de unos y otros países. Porque este es el gran atractivo del Eco Festi-Bal, nacido para recuperar y difundir los pasos, los bailes que están en la raíz del folklore popular, un lenguaje “eterno” que en esta Villa se sucederá entre conciertos, talleres, rincones artesanos y demás propuestas que incluye el programa a desplegar en el último fin de semana de abril. Porque en su novena edición Folkarria vuelve a esta Villa con repertorio de acento belga, francés también castellano. Es la expresión de la tierra al ritmo de la alegría que provocan los distintos ritmos, los múltiples ecos, una ocasión más de vivir el encuentro descubriendo mucho de los mejor del folk europeo, “una música que entusiasma y nos sirve de instrumento de integración cultural, un buen motivo para a volver a acoger este festival en nuestro pueblo”, como destaca Nino Gil Rubio, Concejal de Desarrollo Local.
Y en cartel, para abrir la primera de las veladas, el viernes 26, el Dúo Vandenableele-Knapen, dos dueños amigos a escena, el violinista y pianista Wouter y el guitarrista Jeroen, ambos belgas, seguro que buscando dar lo mejor de sí mismos para marcar los sonados compases iniciales. Y tomándoles el testigo, Zigo, un quinteto joven y energético, venido también de Bélgica. Su reto, hacer un puente entre la música bailable y la fusión world-funk, todo un augurio de sorpresa por la frescura de su sonido. Y ya tras el broche que se pone con la ya habitual jam session, el sábado 27 aún se podrá disfrutar de mucho, mucho más. En la mañana, siempre con el Pabellón Municipal de Fiestas como lugar de referencia, talleres de danzas castellanas, con Gema Rizo, la Sesión Vermut que lleva parte de la esencia de Folkarria al mismo centro urbano, si el tiempo lo permite, esta vez de la mano de Laurent Geofffroy, y más talleres con La Musgaña, artífices de puro folk castellano que le ponen así el nombre español al participación sobre las tablas, ya que también estarán en concierto.
Y junto a ellos, completando programa, turno para Francia con Laüsa, cuarteto donde suenan acordeón y mandolina, violín, percusiones, guitarra… y el canto de unos intérpretes que proponen un viaje entre la tradición heredada y la imaginada. Un grupo de ‘bal’ actual al que darán réplica los ya conocidos Aérokorda, trío de jóvenes músicos que regresan a Valdemorillo tras alzarse con el premio en 2018, el triunfo de un concurso que ahora se pondrá en liza entre las tres bandas finalistas, Blanca Altable & Cuchi al Cuadrado, OBAL, y Quercus.
Ya el domingo 20, y por coincidencia con la celebración de elecciones, los actos en programa pasan a celebrarse fuera de recintos municipales, trasladándose la celebración de esta recta final del festival al camping San Juan situado en las proximidades casco urbano.
En breve, pues, el finde más “imparable” a la hora de animarse y bailar unos y otros sones, aprender unos y otros pasos, descubrir piezas artesanas, e, incluso, encontrar un rincón creativo donde los más peques también tengan su propio papel en Folkarria. Y es que ya se acerca el momento, llega la hora, la música folk europea y Valdemorillo unidos para acercar fiesta, entusiasmo, danza… y, ante todo, tradición.