- Entrevista al poeta, dramaturgo y cronista cronista de la poética madrileña
Hemos quedado a las siete de la tarde en el Círculo Bellas Artes con Maxi Rey. Reviso los datos de que dispongo: nacido en Benamariel, León, en 1942. Licenciado en Filosofía y Letras, Catedrático de Lengua y Literatura, Profesor de instituto. Poeta, dramaturgo y cronista en vídeo de la actividad poética de Madrid.
Nos espera sentado ante un café, con la imprescindible gorra y bufanda en el respaldo de dos sillas preparadas para nosotros, con su mirada de hombre sabio y bueno. Pedimos unos vinos y calculamos que en hora y media habremos terminado. Él tiene cinco actos a los que debería asistir, nos dice. Cuando nos despedimos son las dos de la madrugada, después de recorrer durante siete horas recuerdos, anécdotas, consejos, y alguno de los garitos más emblemáticos del Barrio de las letras.
¿Cómo y cuándo te enamoraste de la poesía?
De tres veces. La primera con cinco o seis años, escuchando una “Pastorada”, un auto medieval de navidad. El texto me impresionó: “Y cuando veo un libro con unas letras grandes ando a ver si las apalpo porque la vista no me vale ni aunque tenga unos anteojos como un sombrero de grande”. Poco después descubrí a Calderón en la enciclopedia de la escuela “cuentan de un sabio que un día”, y, ya mayorcito, al leer “Hojas de Hierba” de Walt Whitman y los imprescindibles Bécquer y Machado.
Háblanos de tu poesía
Surge de la reflexión filosófica y social. He pasado por varias etapas: experimental-matemática, narrativa sui generis, realista desde el subconsciente. No me ha preocupado nunca publicarla porque pienso que es mi pensamiento por escrito. No tengo un escritor clave que me haya influenciado, han sido muchos: Homero, Dante, Jorge Manrique (ese sentido de la vida), Saint-John Perse, Machado, Miguel Hernández, los hispanoamericanos. Tengo una visión épica, pragmática, de la realidad, no me suelo dejar llevar por el sentimiento; soy vitalista.
“No sigas al hombre que viene de lejos
y te habla de la fuerza de la tierra,
desde el agua turbia de tu alma.”
“Antes de mirarte y decirte “hola”
ha mirado el sol de la tarde
y la hierba sobre la que se apoyan tus pies”.
…“He sentido el fuego de la piedra,
he utilizado con pasión la palabra…”
(de “Escuela de mujeres”, de Maxi Rey)
¿Filosofía o poesía, qué te llena más?
La filosofía la llevamos en la cabeza, puedes filosofar con cualquiera, pero no puedes hacer poesía con cualquiera. En la poesía actual hay una corriente hermética que oscurece las referencias del poema y, lo que es peor, obstaculiza la emoción. Creo que eso es un error, no está bien que un poeta vuelva la vista a otro lado y olvide lo que le rodea, el latir del corazón del hombre en la calle. La poesía debe tener en cuenta de forma visible a la sociedad.
¿Eres también un hombre de teatro?
Amo el teatro. He adaptado, dirigido y escrito algunas obras. He enseñado a mis alumnos a leer teatro y poesía. Si no les gustaban las obras les pedía que maltrataran lo que leían; era un método para que analizaran la obra a través de la negación, y un truco para que leyeran mucho, ya que si no les gustaba tenían que leer otra. Una obra de teatro o diez poemas se pueden leer en una noche, cuestión importante para ellos porque en la clase se leía una media de más de 20 libros al año. Leían tragedia griega, Shakespeare, Moliere, Ibsen, Brecht, Ionesco, Pirandello, y los españoles desde la Celestina hasta Arrabal. Representábamos obras cortas.
¿Cómo surge la idea de grabar a los poetas de Madrid?
Desde que en 1979 tuve una cámara prestada de Súper 8 he estado grabando; desde 1988 he grabado con vídeo. No sólo poesía. Grabo folklore, fiestas de los pueblos, viajes, momentos familiares, manifestaciones… Y empecé grabando a los amigos poetas. Primero en Super8, con cintas de tres minutos que costaban mil pesetas, en blanco y negro, sin sonido. Tengo grabado a Celaya sin sonido. Luego evolucionaron los soportes y las técnicas. Pasé a vídeo en VHS pero a comienzos de los 90 compré una cámara digital en cinta y ahora en disco duro.
Me gustaba la literatura. Iba a los actos poéticos de Madrid y los grababa para que los alumnos conocieran la literatura que se estaba haciendo. En la clase empezaba la historia de la literatura al revés, por el final: desde hoy hasta la edad media. Así conocían el lenguaje de la literatura actual para sus creaciones. Fue un éxito. Mis alumnos decían que yo era “el tío más pirao del mundo”. Hacíamos taller de escritura, les enseñaba a construir poemas, pequeñas narraciones o dramatizaciones. Llevaba poetas al instituto. Les decía: “Sois hijos de currantes, el único camino que tenéis es estudiar, cultivar la imaginación y aficionaros a los libros”, es lo que me había pasado a mí. No permitía que faltaran a clase.
Eso nos recuerda algo que hemos leído. En un blog en el que se habla de ti, un exalumno tuyo nos dice que cuando estaba en 2º de BUP faltaron a clase para ver el último capítulo de Falcon Crest, que pensaban que como eras un “profe enrrollao” no pasaría nada, pero llamaste a los padres. La madre de este chico, al salir de hablar contigo, más que enfadada se sintió orgullosa porque le dijiste quesu hijo tenía talento para escribir. Eso quedó grabado en él, y ahora, con cuarenta años, está terminando una novela. Dice que tu recuerdo siempre ha estado ahí.
No lo sabía (anota emocionado el nombre del alumno y nos cuenta historias tremendas dignas de ser escritas y publicadas, que nos demuestran la calidad humana de este entrañable profesor). Después se acabó, unificaron lengua y literatura y eso dificultó la enseñanza amplia de la literatura. Pero llegaron los ordenadores, que utilicé: no dejo de lamentar el abandono de la informática en la enseñanza y el desperdicio de la capacidad que tiene la juventud para ella.
¿Cuántas horas tienes grabadas, cómo lo organizas?
Desde 1988 hasta 2014, tengo archivadas más de 6000 horas (puede que tenga hasta 10.000 en total). Están en carpetas por actos, autores, de forma que si quiero extraer información de un autor, pueda recuperar todo lo que hay sobre él. Comencé grabando a mis amigos, luego me pedían que grabara a sus amigos, y, cuando me jubilé, ya no fui capaz de parar, he seguido por inercia y me he dedicado a grabar todos los actos poéticos que me es posible. Empecé con las grabaciones de la Tertulia de Rafael Montesinos, la más antigua de Madrid. Hace unos días grabé un buen debate tras la presentación de un libro de Luis García Montero. Si no lo grabas, ese debate se pierde.
Ha habido opiniones muy importantes sobre poesía, por ejemplo de José Hierro y otros, aportaciones valiosísimas que, si no las hubiera grabado, quedarían perdidas.
¿Qué futuro tienen destinado estas grabaciones?
Es algo que me preocupa. He sacrificado mi vida literaria por esto. Me he dedicado a grabar mientras podría haber estado escribiendo. Estoy en conversaciones con la Biblioteca Nacional para ver si se podrían quedar con los archivos. Les entregué una base de datos desde 1988 a 2014, veintiséis años de grabaciones. Es un archivo muy valioso, muy extenso, organizado, con muy buena calidad de imagen y sonido. Es además una fuente inmensa de fotografías.
Has dado clase en el instituto Silverio Lanza de Getafe, has hablado de José Hierro ¿Qué nos dices del Centro de poesía José Hierro de Getafe?
En Getafe en los 80, tras las primeras elecciones democráticas, surgió la levadura de una corriente de actividades culturales: Andrés García Madrid, Cuadernos del Matemático, grupos de teatro, institutos. Allí llegó Margarita Hierro, hija de José Hierro, y su marido, Manolo Romero, convenció al Ministerio de Cultura y al Ayuntamiento para crear un centro de investigación de la poesía. De ahí surgió la Fundación del Centro de Poesía José Hierro, un sitio muy especial. Dirigen la revista Nayagua. Realizan talleres de poesía y escritura creativa, cursos, presentaciones de escritores y es el germen de muchos nuevos poetas y narradores.
Háblanos de la vida poética madrileña. ¿Hay talento?
En Madrid hay un magma maravilloso de poesía, de sentimientos, un aquelarre multicultural de poemas que no entiende de medidas ni similitudes en el que yo me encuentro estupendamente. Es un mundo de una creatividad impresionante y de buen rollo.
Al principio grababa los actos oficiales, en lugares oficiales, de poetas consagrados.
Pero luego descubrí la movida poética en Lavapiés; pubs: Bukowski; Diablos azules; Libertad 8; la sala Triángulo; los recitales que organiza Hipólito García (Bolo). Hay otra realidad de la poesía, una poesía callejera que está surgiendo con mucha fuerza. Y ahora estoy grabando a otros grupos emergentes, asociaciones poéticas como “ASEAPO”, “Poekas” de Vallecas, “Verbo Azul”, “Tinta Viva” “poesía en sidecar”… Das una patada y sale una asociación: Madrid es un hervidero creador. Para que quede constancia grabada de todo eso que, con el paso del tiempo, va a ser importante. Porque la poesía no es solo la oficial. La realidad poética es otra. De ahí saldrán los futuros poetas. Estos grupos llevan la poesía a la calle: casas de cultura, fiestas, hospitales; en el 15m estaban en las plazas.
¿Hay un interés general por la poesía o es solo endogámica?
Hay poesía que la gente de a pie no entiende y le aburre, así no queda más remedio que mantenerla en un gueto endogámico. Se ha quedado como algo “propio de poetas”. Allí están ellos, aunque algunos/as no se han enterado dónde está la sociedad. Hay que hacer poesía para la gente, buena poesía formal porque no cualquiera cosa vale. Hay muchos buenos poetas que conectan con el público.
¿Qué consejos darías a un poeta principiante?
Les diría que es muy peligroso escribir con miedo. Hay que mandar a la mierda a los poetas, libros, profesores. Quererlos mucho para mandarlos a la mierda. Escribir saltándose todas las normas que uno no entiende y que te entorpecen. Es muy aconsejable la escritura automática. Escribir en un folio en blanco durante unos minutos, lo que salga en esa primera descarga intuitiva llamada inspiración. Sacar lo que se lleva dentro. Luego apretarlo hasta que salga agua, esperar, darle un repaso y volver a apretarlo. No pensar en el qué dirán. Utilizar símbolos, metáforas para enriquecer la escritura.
En poesía hay que tener una meta, una actitud. Voluntad de hablar con una forma personal y salir de la realidad desde dentro de ella. Utilizar el lenguaje de una manera especial. Hay dos realidades: el Subconsciente, que hace escribir y cambiar las palabras, que da ideas profundas; y la Emoción, cómo provocar la emoción en uno mismo o en los demás, el “pathos” que consigue una identidad del que escribe con el que lee. El ser en sí estresado no está solo, hay que tener en cuenta a los demás, compañeros del estrés: la vida, la muerte, el mundo pequeño y el cosmos, el dolor, la libertad, la justicia, dios.
La poesía surge de la lucha entre el consciente y el inconsciente. En esa lucha, las cosas se resisten a ser nombradas con palabras distintas.
¿El poeta tiene que huir del yo?
No, no puede. No puedes prescindir del ego que te constituye. Es el elemento generador del poema. Accedes a la realidad externa a través de ti mismo. Luego hay realidades poéticas distintas: a mediados del s. XX se habló de la poesía como comunicación o como conocimiento.
¿La poesía hermética no dice nada?
Depende qué poema. El hermetismo vive de símbolos muy fuertes anclados en la historia de la humanidad. Hay poetas que desconocen este simbolismo mágico y lo que hacen es privar al poema de su conexión con la realidad y el poema se vuelve oscuro, puro juego de palabras que dejan al lector un poco frío. Otra cosa es el hermetismo de la poesía pura, practicada por grandes poetas. Pero nos estamos metiendo en profundidades. Creo que los versos deben emocionar utilizando una función del lenguaje apropiada; por ejemplo, si tú pones en la plaza de un pueblo a Paca Aguirre, y a otros poetas más, embelesa y emociona a la gente con un lenguaje literario de calidad.
¿Qué poetas españoles necesita leer un poeta actual?
Hay tantos… Todos los clásicos, los del s. XX hasta los 80 sabemos los que son. A partir de ahí hay tal mezcla y variedad que es tontería dar nombres. Ni con las antologías se abarca todo el espectro que llega a nuestros días.
¿Y la poesía joven?
Hasta lo de poesía joven es difícil determinar. Los poetas de ahora, los que han publicado media docena de libros y los emergentes leen mejor la poesía que los anteriores. Memorizan mucho. Utilizan las redes sociales. Están acostumbrados a leer en público con propuestas muy originales. Poetas nuevos que van a dar mucho juego. Hay figuras destacadas. La presencia multitudinaria de escritoras es una de las peculiaridades de la nueva poesía. Cuando empecé a grabar las mujeres apenas leían, iban de acompañantes: familia o amigas. Hoy las lecturas tienen otro colorido porque las mujeres, además de ser protagonistas, se visten y se pintan la ceja.
Vas a grabar la tertulia de Palabras Escondidas en Villa del Prado, ¿qué esperas encontrar?
Un grupo de personas que se reúnen por la poesía y que han ido de sorpresa en sorpresa, extasiados cuando leen sus versos, que jamás pensaron mirarse en semejante espejo. Me encontraré una fuerza de expresión donde habrá distintas formas de ver y de escribir. Mucha ilusión.
¿Y qué has encontrado?
Me he encontrado justo esas tres cosas: distintas formas de ver y de escribir e ilusión. Esta última, fruto de quien la dirige.
Emilio Polo Vilches y Rocío Ordóñez Rivera.