Publicada el 06 octubre 2021.
- Entrevista a Félix González, su presidente.
El 29 de septiembre a las 6 de la tarde la asociación de voluntariado social Juntos Caminando por el Mundo realizó una charla coloquio en la Casita de Niños de Villa del Prado.
Estamos con Félix González, presidente de esta asociación, ¿cuántas personas acudieron a este curso?
Acudieron 11 personas, las cuales, al finalizar este curso, la mayoría optaron por la decisión de formar parte de nuestra asociación.
¿Cuál fue el orden del día?
En el citado curso se debatió sobre la palabra ‘soledad’, qué significaba esa palabra para cada persona de los allí presentes, y qué tipos de soledad existen. También se informó brevemente de la ley del voluntariado, «BOE» núm. 247, de 15/10/2015, lo que pueden hacer esos voluntarios en los centros donde ejerzan su labor, así como sus derechos y deberes.
¿Con qué tipo de financiación contáis?
Esta asociación se financia por 55 colaboradores y por las ayudas de algunas empresas privadas.
Puedes contar a nuestros lectores dónde desarrolláis vuestra actividad
Estamos en el centro de mayores Virgen de la Nueva, de San Martín de Valdeiglesias, y en el Hospital Virgen de la Poveda, de Villa del Prado, aunque allí ahora no se permite realizar el voluntariado desde que padecemos la COVID-19.
¿Cuál es el fin principal de vuestro trabajo con los residentes?
Esta asociación tiene como principal misión paliar la soledad en centros hospitalarios o centros de mayores, aunque también, en esta pandemia, se nos pidió colaboración desde el Ayuntamiento de Villa del Prado para repartir alimentos y medicinas a sus vecinos
¿Cómo surgió esa ayuda?
A través de una reunión con nuestro alcalde, señor Ortega, llegamos a ese acuerdo, ya que nuestros estatutos permiten esa posibilidad
¿Hicisteis algo más en la pandemia?
También estuvimos repartiendo mascarillas según las iban fabricando las personas del municipio, fabricamos EPIS artesanales, donamos a comercios pantallas de protección, incluso en algún domicilio se le tiraba la basura, ya que tenían mucho miedo a la hora de salir de sus casas
¿Qué días reserváis para cada centro en vuestro voluntariado?
En la residencia vamos a ir los miércoles entre las 4 y media y 8, y retomaremos los juegos, paseos o todo aquello en beneficio de las personas que allí residen
¿Cuántas horas se le pide al voluntario?
Únicamente 2 horas semanales y, dentro de ese horario, la que mejor se adapte a sus posibilidades.
¿Si una persona está allí de voluntario os puede pedir algún certificado que demuestre las horas que invierte?
Por supuesto que sí puede pedirlo y esta asociación tiene la obligación de dársela ya que así viene reflejado en la ley del voluntariado de la que hablábamos antes
¿Lleváis algún tipo de uniforme?
Un chaleco de color blanco, en el cual, en el lado del corazón, viene nuestro logo y nombre, por la parte trasera tiene incorporado la palabra voluntariado y cada voluntario lleva un carnet con su nombre y fotografía que tiene que estar siempre visible.
¿Qué horquilla de edad tienen los voluntarios?
Tenemos de todas las edades, desde 18 años, hasta los 79, que tiene nuestra voluntaria más veterana
¿Son más las mujeres o lo son los hombres?
Ahora mismo únicamente somos 4 voluntarios, el resto son voluntarias, siempre he visto en este voluntariado que las mujeres eran las que más arrimaron el hombro, parece que están más dispuestas en el cuidado de los demás que los hombres; si te fijas en los hospitales en la plantilla de enfermería, veras más mujeres que hombres, yo diría que en general el 70 por ciento del voluntariado son mujeres.
Y hablando de nuevo de la soledad, ¿tan mala es?
Sí, está demostrado que las personas que están solas corren un mayor riesgo de contraer enfermedades, incluidas las de corazón, presión arterial y por supuesto tiene consecuencias para la salud psicológica
Si alguien quiere ser voluntario con vosotros ¿qué tiene que hacer?
Muy fácil que nos llame a este número 644269017 o que nos escriba un correo a info@juntoscaminando.org y les vamos a dar toda la información al igual que los cursos necesarios para poder ejercer bien este voluntariado.
Y para despedirnos, ¿nos puedes contar alguna anécdota que te haya producido mayor emoción? Pienso, que tendrás muchas dado la actividad que desarrollas tanto tú como tus compañeros.
Después de tantos años visitando a enfermos y personas mayores en residencias, te puedes imaginar la multitud de detalles que nos han llegado al corazón, pero recuerdo uno especialmente como el que más emoción me causó de todos ellos. Lo voy a relatar tal como sucedió y, por la protección de datos, no voy a citar donde acaeció ni el nombre real de aquella mujer, me referiré a ella como “María”.
María estaba sentada en su silla de ruedas mirándose las arrugadas manos cuando entré en su habitación, levantó la cabeza y esbozó una leve sonrisa al verme.
– Buenas tardes, María, me llamo Félix y soy voluntario ¿quiere que esté con usted un rato haciéndola compañía o prefiere salir al jardín exterior a pasear?
– Si eres tan amable quisiera ver y sobre todo oler las flores, quizá por última vez.
-No diga eso, desde hoy vendremos todas las tardes algún voluntario para que vea las flores, se lo aseguro.
– No sé hijo, creo que no serán ya muchas las ocasiones, es más, pensaba que ya no las olería nunca más, no sé cómo agradecértelo.
Aquella tarde vi reflejada la felicidad en el rostro de María viendo y oliendo el aroma de las rosas. Me fui a casa pensando con qué poco es feliz un ser humano o tal vez sean esos pequeños detalles los más necesarios los que de cierto nos enriquecen.
Al día siguiente, como la había prometido, fui a buscar a María a su habitación y, al no hallarla en ella, pregunté a una auxiliar por esa mujer, la contestación me heló la sangre y aún hoy me emociono al recordarlo.
-María falleció anoche, lo siento.
No cabe duda que aún existe bondad en el mundo, que hay personas capaces de prestar ayuda a sus semejantes, que debemos tener esperanza en el futuro, esta entrevista así lo demuestra. Y en cuanto a la historia que nos has relatado; no me extraña que sintieses emoción, los lectores la percibirán también, estoy seguro.
Muchas gracias, Félix
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