“A mí ya no me podéis cambiar. Yo he nacido poeta y artista como el que nace cojo, como el que nace ciego, como el que nace guapo. Dejadme las alas en su sitio, que yo os respondo que volaré bien”. Así, con estas y otras muchas palabras, le pedía Federico García Lorca a sus padres que le dejasen permanecer en la Residencia de Estudiantes de Madrid en una carta escrita el 10 de abril de 1920, tras haber fracasado con la primera obra de teatro que escribió. En aquella fecha tenía solo 21 años y después… Después llegaría el éxito, la fama, las amistades y amores, las vivencias, el viaje de artista que le llevó hasta nuestras lecturas actuales… Y su asesinato en 1936, casi al inicio de la terrible guerra fraticida que dividió España en dos o en más trozos de los que sea posible reunir en realidad. El arte, ese del que Lorca estaba impregnado, venía de serie con él. Como su amor por la vida, su pasión inaudita y su constante miedo a la muerte.
“Cuando un hombre se coloca en su camino, ni lobos ni perros deben hacer que vuelva atrás y yo, afortunadamente para mí, tengo una lanza como la de Don Quijote. En mi camino estoy, papá, ¡no me hagas volver la vista atrás!” Lorca lo tenía muy claro, clarísimo, quizás eso es lo que hizo que llegase hasta donde llegó y que sus versos sigan poseyendo hoy una fuerza invisible que se pega a cualquiera de sus lectores.
El Centro Cultural la Estación de San Martín de Valdeiglesias ha acogido durante un par de semanas “Un poeta en Madrid. Centenario de la llegada de Federico García Lorca a la ciudad”, una muestra comisariada por la gestora cultural Amelie Aranguren en la que se puede disfrutar de algunas de las imágenes, recuerdos y fotografías más personales del poeta granadino. Su amistad con Buñuel, el bullicio del Madrid de los años 20, recuerdos de los primeros pasos lorquianos por el teatro y la poesía, los viajes a Cuba y a Nueva York, algunas primeras ediciones, carteles teatrales, fotografías… en definitiva, un repaso a través de la vida de uno de nuestros poetas más reconocidos y más amados, porque lo que pretende esta exposición no es hablar de la biografía oficial del poeta granadino ni mostrar el poder de su obra, da por sentado todo eso, lo que hace es enseñarnos la persona, su vida diaria, el trazo con el que decidió vivir su vida.
La exposición ha recorrido la Comunidad de Madrid durante todo 2019, año del centenario de la llegada de Lorca a la ciudad de Madrid por primera vez y en San Martín de Valdeiglesias ha cerrado un ciclo que ha permitido disfrutar de la personalidad y los recuerdos de una persona que cambió nuestro modo de ver la poesía y que hoy, mas de 80 años después de su asesinato, sigue inspirando a dramaturgos y a poetas, sigue enamorando a sus lectores y sigue siendo un modelo para muchas personas en todo el mundo.
Javier Fernández Jiménez.